Cuando piensas que la temática del nuevo número de Clift no puede ser más loca que la anterior, van y anuncian que su noveno número está dedicado a Alf. Fans.
Los chicos de DeHavilland, que son los editores del fanzine Clift, ya nos tienen acostumbrados a sus temáticas locas (míticos son ya sus números sobre la caca y los milagros, por ejemplo). Lo cual no significa que no dejemos de sorprendernos cada vez que anuncian un número nuevo de su fanzine y su correspondiente tema. Porque cuando parece que no pueden superarse con la idea anterior, ¡bam!, van y te dicen que su nuevo número va a girar en torno a la figura de Alf. Sí, el alien peludo que vino de Melmac y que merendaba gatos. El mismo que ni vestía ni calzaba. Ese bicho que, durante cuatro temporadas, nos tuvo pegados a la tele los domingos por la tarde vetetúasaberporqué a base de toneladas de ironía, mucho morro, mucho pelo y continuos conflictos con la familia que le dio cobijo. Alf era antipático y estaba loco, pero mira, ahí sigue, presente en las brumas de nuestros recuerdos de infancia y protagonizando esa nostalgia ochentera que tan de moda está últimamente.
Ojo, que el el noveno número de Clift no es una «Oda a Alf», ni mucho menos, aunque el bicho sí es el tema central. Para hablar de él y de sus circunstancias, la buena gente de DeHavilland ha reunido a 23 escritores e ilustradores entre los que se encuentran Albert Monteys, Paul Paetzel, Maria Herreros, Vanity Dust, Grace Morales y Jorge de Cascante, por mencionar sólo unos cuantos. Todos ellos se postulan a favor y en contra del alien peludo a lo largo de 48 páginas donde se habla de dónde viene esa manía de comer gatos, qué sueños tenía Alf, qué clase de fanáticos religiosos quedan todavía en la Tierra y un montón de historias alienígenas más. Clift #09 se presenta el próximo jueves 26 de junio a partir de las 20:30h en la Galería Visions, en el número 4 de la calle Igualada (Barcelona). Habrá Moritz fresquitas, se podrán comprar todos los Clifts anteriores y, sobre todo, discutir sobre si Alf fue o no la mejor serie de nuestra infancia ochentera.