Cold War Kids vienen a ser el enésimo ejemplo de banda que da la campanada con un debut que, sin ser nada espectacular, tenía el gancho y las canciones suficientes para atraer al público general, a gran parte de la crítica e incluso a Jack White, a quien llegaron a convencer hasta el punto de que se los llevera de gira con sus The White Stripes. El cuarteto quería escapar rápidamente de esa situación que los mantenía cerca de los convencionalismos comerciales de los que se les acusaba, y lo hizo entregando un segundo álbum en el que, pese a haber pasado sólo dos años, ya se apreciaba una evolución exagerada, como una repentina obsesión por alcanzar una madurez musical que la gente nunca se acabó de tragar… Ahora, aproximadamente dos años después, los californianos se descuelgan con «Mine is Yours» (Downtown / Nuevos Medios, 2011), un tercer trabajo que deja una sensación general de quedarse a medio camino entre el descaro de su debut «Robbers & Cowards» (Downtown, 2006) y la excesiva seriedad de «Loyalty to Loyalty» (Downtown, 2008), lo cual, aparentemente, es una buena señal. Pese a estas discrepancias de sonido, Cold War Kids siempre han oscilado alrededor de una interesante mezcolanza de pop y rock añejos y unos dejes de blues que se vieron acentuados en su segundo trabajo, en el cual el piano y la voz en falsete de Nathan Willett se anteponían a las guitarras y melodías arrítmicas de su debut. Poca diferencia se aprecia en este «Mine is Yours» en el que parece que el cuarteto busca un equilibrio entre ambos registros… Y no parece haber sido una mala jugada.
No lo parece porque es aquí donde parecen jugar más cómodos, ofreciéndonos una serie de canciones en las que la importancia del piano se iguala a las intrincadas instrumentaciones que los caracterizan y a los complejos juegos vocales de su líder, a lo cual puede haber contribuido el hecho de que sea la primera vez que la producción corre a cargo de alguien externo a la banda, Jacquire King, tipo que ya ha trabajado con gente como Kings of Leon o Modest Mouse. Una de las mayores virtudes que se le encuentran a este tercer trabajo de los americanos es la regularidad que ofrecen, algo a lo que no nos tienen acostumbrados, pues si de algo pecaban sus anteriores trabajos era de tener una serie de altibajos claramente apreciables. Aquí la línea a seguir está claramente delineada desde el principio gracias a esa introductoria “Mine Is Yours” rodeada de coros y apoyada en una alegre base rítmica. Con “Louder Than Ever” llevamos varias semanas en la cabeza, al igual que con el bajo de la optimista “Royal Blue”. Pero «Mine is Yours» es un disco suficientemente sólido como para tener más de tres canciones como argumento para convencernos y, si no, ahí están los temazos “Out Of The Wilderness”, “Skip The Charades, o “Bulldozer”, todas ellas siempre apoyadas en los principios del cuarteto: una elaborada base instrumental, la juguetona voz de Willett y unas melodías que siguen siendo la mar de adictivas.
Vale, la fórmula de estos chicos ni es nueva ni debería pillar a nadie por sorpresa, pues ha sido repetida hasta la saciedad; así que el “problema” reside una vez más en olvidarse de los prejuicios y las dudas que se puedan tener hacia una banda que muchos acusan injustamente de seguir viviendo de dos singles de hace cinco años. Más que nada, porque «Mine is Yours«, a pesar de que pueda llegar a pecar de falta de originalidad por momentos, es por encima de todo un disco interesante y altamente disfrutable que sería una pena pasarse de largo, pues es ideal para alegrarnos estas primeras semanas de enero. Tenemos motivos para seguir confiando en estos chicos: parece que hay vida después del «Robbers & Cowards«.