Estuvimos en el showroom de H&M para ver y admirar la colección de Otoño / Invierno de su línea H&M Studio: la Niña Bonita (y más classy) de la firma sueca.
Sobria, elegante, minimal y muy nórdica. La colección de H&M Studio de la próxima temporada Otoño / Invierno apuesta por el buen hacer y el buen gusto. La pudimos ver (y tocar y admirar) la semana pasada en el showroom de la firma en Barcelona. Su propuesta más firme para la línea que presume de tener más calidad y de mirar hacia el lado más «high end» y menos «low cost» y que cuenta con su propio equipo de diseñadores, que se encargan de volcar todas las tendencias en estas colecciones cápsula que no se pueden encontrar en todas las tiendas de la firma, lo que les da un plus de exclusividad y que provoca ansia (buena) en el fan por conseguirlas.
Una línea que, además, ha encontrado su sitio en el mercado apostando por las prendas especiales y de fiesta. Para vestir de calle, H&M ya cuenta con un montón de líneas; ahora toca copar también el mercado de la ropa para salir y que se luce de noche, la que permite sacar toda la artillería y demostrar que la firma sueca no hace sólo ropa de usar una temporada y tirar la que viene, sino que también saben hacer prendas que quieras que te acompañen toda la vida dándoles los acabados y la calidad que necesitan para conseguirlo. La prueba está en que vimos piezas muy especiales aunque no aptas para todas las ocasiones ni para todos los públicos, que a ratos recordaban al rollo «sartorial» noventero (hombreracas, corpiños, lentejuelas, vestidos tripo traje, adornos armadura..).
Pero ahí radica su encanto, de hecho, en no ser una colección que quiera gustar a todo el mundo, sino a quien comparta su gusto y que presenta abrigos de pelo largo en blanco nieve, vestidos de malla con mil y una lentejuelas, un jersey de lana delicadísima en naranja butano, bombachos y vestidos camiseros de satén, mosqueteras de piel y accesorios súper maxi que volverían loca a Anna Dello Russo. Una colección, en definitiva, classy as hell que demuestra algo que ya sabíamos, y es que en la casa sueca nunca está todo dicho. Si siguen sorprendiéndonos así, oye, BIEN.