Como en un remake postmoderno del cuento de Barba Azul, pudimos disfrutar en las múltiples habitaciones de Rooms, la feria de moda y diseño que tuvo lugar entre el 6 y 8 de febrero en Tokyo, de los secretos más esperados sobre la moda japonesa e internacional de la temporada otoño-invierno de 2010. Con una participación de 350 marcas (de las que el 40% fueron firmas internacionales y un 60% puramente japonesas) y una afluencia de público de más de 14.000 personas, se puede decir que Rooms fue un éxito equiparable al del camarote de los hermanos Marx. Esta feria nipona fue fiel a su espíritu vanguardista y expuso lo mejorcito de las firmas tanto japonesas como extranjeras más punteras. La lista es enorme, pero resaltamos aquí, por su originalidad, personalidad propia y buen hacer, las marcas brasileñas: no en vano, una parte especial de esta feria estaba dedicada al país que ya apunta a ser el futuro. Sin lugar a dudas, de esta experiencia overwhelmica nos quedamos con el rompedor paulista Herchcovitch, con sus vestidos geométricos, y con la marca carioca Osklen, con sus diseños que van más allá de la ficción; sin olvidarnos de Cecilia Prado, con sus prendas hechas de materiales inclasificables lilas y azules y sus minilanas arrugadas en color piedra.
En cuanto a los nipones, que tanto nos gustan y sorprenden, resaltamos los complementos de Dicokick, una firma que lleva pisando fuerte desde la pasada primavera, con tienda propia en la zona de Harajuku (Tokyo). Hacen bingo con sus colgantes ultrasize en plásticos fucsias y dorados. Por lo que se refiere al calzado, nos quedamos con los botines de tacón imposible que sirven tanto para una noche loca como para una sesión de sadomaso de Tsuru by Mariko Oikawa & Allessandra Stella.
Desde aquí decimos un SÍ rotundo y claro a la firma NO. Estos zapatos 100% Harajuku style rizan el rizo de la modernidad que caracteriza a Rooms. Son, sin duda, los zapatos más in de toda la feria. Su originalidad se encuentra en las pieles estampadas con láser que recrean la piel de leopardo o de pitón dándoles un aire artificial que convence de pleno. Sí, lo que oyes, en una época en que ser sano y natural significa comer yogures probióticos tratados químicamente para dar un buen chute a tu flora intestinal (algo que siempre me ha dado un nosequé al imaginarlo), en el plano de la moda, lo sintético se convierte en auténtico de la mano de estos diseñadores nihilistas.
Pasamos a los bolsos. Con un uso exquisito de la piel, encontramos Kawa Kawa. Sus bolsos y carteras con cierres y cremalleras XXL nos recuerdan al típico monedero de la abuela en dimensiones dignas de «Alicia en el país de las maravillas«. Highly recommended.
Por último, como un despunte futurista que promete estar muy presente en las calles tokyotas el próximo invierno, apostamos por la joven marca Sise. Sus diseños geométricos en negro, blanco o tricolores, señalan a esta marca, aunque todavía sea muy de lejos, como el relevo generacional de su compatriota Comme des Garçons.
Como conclusión, quédate con esta frase categórica y rotunda. Una vez que has pasado por el Rooms lo que te dan ganas es de prender fuego a tu armario a lo «Fight Club«, cobrar el seguro y empezar de nuevo con todo lo que has visto. Ahí queda dicho. En palabras de los organizadores, la intención de esta feria es que Tokyo se convierta en la primera referencia mundial de la moda. Pero… ¿es que no lo era ya?
Paula Irigoyen