Morten Ramsland se nos aparece como una promesa literaria venida desde tierras danesas que debuta en la prosa con «Cabeza de Perro» (editada en nuestro país por Salamandra en 2008). El narrador, Asger, volverá a su patria tras años en Ámsterdam para despedirse de su abuela, que se encuentra a punto de morir. El reencuentro familiar también simboliza el fin de una historia (de la vida de Bjørk), y ello sirve para, por contrapartida, volver al origen de todo: rememorar y relatar la genial historia de la saga familiar de los Eriksson, plagada de los más variopintos personajes que se pasean a lo largo de las páginas con una gracia cautivadora que atrapa nuestra atención rápidamente.
De esta manera, nos volvemos espectadores de los vaivenes de tres generaciones de esta familia (aunque también se incluyen, con menor protagonismo, las generaciones colindantes a éstas). Es imposible no encariñarse con casi todos los personajes cuyas vidas van pasando ante nosotros, y acabamos cruzando los dedos para que den con el amor y apretando los dientes cada vez que sufren. Tienen algo muy humano, cotidiano y hasta patético que hace que no dudemos en ponernos de su lado. De hecho, esa es una de las claves: los personajes principales, el narrador, su padre y su abuelo son ridículos a muchos niveles, convirtiéndose así en el reflejo quebrado, la contraparte de esos héroes míticos de las antiguas sagas nórdicas. Y la verdad acaba siendo que uno prefiere antes a esos personajes torpes, bocazas e imperfectos que, junto con el buen hacer de Ramsland como escritor, despiertan nuestra empatía de manera eficaz.
En resumidas cuentas, si me preguntasen, me arriesgaría a etiquetar esta novela bajo el concepto de una suerte de «Cien Años de Soledad» a la nórdica: a medida que la historia avanza, se van sucediendo personajes curiosísimos y vivencias terriblemente entretenidas que hacen que devoremos las casi cuatrocientas páginas de la novela del tirón, sintiendo que no hubiese estado mal escuchar alguna anécdota más de los Eriksson. Así, de manera dinámica y original, Morten Ramsland circunscribe unos setenta años en un paseo literario que resulta bien grato de recorrer.
[J. Quijano]