La saga «Borderlands» es ampliamente conocida por sus dosis de locura… Así las cosas, a nadie debería extrañar que la nueva entrega sea «Borderlands: The Pre-Sequel».
Sólo una saga como «Borderlands» podía destaparse con un concepto loquer to the max como la «pre-secuela»… Porque, a ver, ¿qué cojones es una pre-secuela? ¿Es la precuela de la secuela? Mejor no nos rompamos la cabeza y celebremos lo que «Borderlands: The Pre-Sequel» es realmente: la precuela de ese «Borderlands 2» que tantos buenos momentos de desparrame desprejuiciado nos proporcionó el año pasado y que promete volvernos a hacer sentir las descargas de adrenalina y risas que ya se han hecho habituales en esta saga. La existencia de «Borderlands: The Pre-Sequel» cayó sobre nosotros hace unas semanas en forma de rumore rumore, pero ya podemos anunciar alegremente que 2K ha anunciado oficialmente que la tercera entrega de la saga se lanzará oficialmente este otoño en las plataformas Xbox 360, PS3 y PC… Así que ya puedes ir dejándote varios fines de semana libres en tu agenda, porque esto promete abducirte a base de bien.
«Borderlands: The Pre-Sequel» volverá a partir de una situación habitual en la saga: cuatro personajes que forman un equipo a la caza de aventuras. Estos cuatro personajes, además, ya han aparecido en las dos primeras partes de «Borderlands» en forma de caracteres no jugables… Pero, ojo, porque estas presencias no serán las únicas de viejos conocidos, ya que el nuevo team de caza-recompensas estará comandado ni más ni menos que por el mismísimo Handsome Jack (es decir: el villano absoluto de «Borderlands 2«). El juego se centrara, por lo tanto, en cómo Jack consiguió hacerse con la base lunar de Hyperion. «Borderlands: The Pre-Sequel» promete, además, jugosas novedades como nuevas mecánicas en el gameplay, presencia de anti-gravedad, armas congelantes o tanques de oxígeno que servirán tanto para atacar a nuestros enemigos como para movernos por el mapeado. Venga, gente: tenemos medio año para interiorizar el concepto de la «pre-secuela». Porque, cuando llegue el otoño, sólo vamos a tener tiempo de despiporre.