Yo quiero un tebeo /
Yo quiero un tebeo /
Si no me lo compras /
Lloro y pataleo.
A la banda de Kip Berman la adoramos por ser nuestro particular negativo fotográfico del retrato de Dorian Gray. Es decir, mientras nosotros envejecemos y nos echamos a perder en este proceso lento e inexorable de descomposición física y moral al que llamamos vida, ellos deben mantenerse inmaculadamente jóvenes, desconsoladoramente bellos, eternamente adolescentes. Entonces, ¿qué ocurre cuando empiezo a darme cuenta de que esto no es así? ¿Cómo reaccionar ante la certeza de que también The Pains of Being Pure at Heart están en transcurso de sustituir el acné por las arrugas? Pues lo dicho. Lloro y pataleo.
Año 2014, casi tres años sin saber del grupo y, cuando nos llegan novedades, lo hacen en forma de noticia triste (la marcha de la teclista Peggy Wang) y de single bastante flojito en sus primeras escuchas. No obstante, la pena se atenúa cuando el propio Berman en declaraciones recientes confirma que Jen Goma de Sunny Day in Glasgow, Drew Citron de Beverly (el nuevo proyecto de Frankie Rose) y Jessica Weiss de los maravillosos Fear of Men formarán parte de la alineación titular del grupo en diferentes tramos de su gira, y cuando nos damos cuenta que finalmente ese “Simple and sure” de presentación es un grower en toda regla.
Como podíamos imaginar, “Days of Abandon” (Yebo Music, 2014) suena más cercano a la discreta grandilocuencia de “Belong” (Slumberland, 2011) que a la pureza lo-fi de “The Pains of Being Pure at Heart” (Slumberland, 2009), lo cual no deja de ser lógico y a la vez ligeramente decepcionante. Y no estoy diciendo que el segundo LP de la banda neoyorquina sea un mal disco, como tampoco digo que “Days of Abandon” no sea una obra más que apreciable. Pero sí es verdad que aquel mítico debut, impacto majestuoso en la conciencia de cualquier buen aficionado, auténtico sursum corda pop (¡arriba los corazones!) y pequeño gran tesoro al que hay que recurrir cada vez que la melancolía muerde fuerte, parece un hito irrepetible.
En esencia, no creo que “Days of Abandon” vaya a cumplir en un futuro más o menos cercano el rol balsámico y reparador que aún ostenta “The Pains of Being Pure at Heart”. Aquí no tenemos un “Contender”, un “Teenager in love”, un “Young Adult Friction”, un “Everything With You”, un “This Love is Fucking Right”… Y no sigo porque tendrían que verme en casa con los lagrimones cayéndome por las mejillas al citar esta sacrosanta retahíla de himnos shoegaze, auténticas suturas cardíacas. ¿Será que la maduración del sonido y/o del discurso melódico de Berman implica mitigar el impacto emocional de su propuesta? Perhaps, perhaps, perhaps.
Y hasta aquí el drama. Vamos ahora con la parte positiva.
La verdad última al respecto de la música actual la certificaba hace unos días mi buen amigo Luis González (aka @honolou, ¡síganlo en Twitter!) cuando afirmaba que, por lo que concierne a los formatos clásicos de pop y rock, sólo nos queda esperar que las canciones sean bonitas. Habrá que reconocer entonces que en “Days of Abandon” hay un buen puñado de canciones bonitas.
Así, el mencionado “Simple and Sure” acaba resultando como el mayo del refrán (o sea, florido y hermoso) y parece capaz de jugarle de tú a tú a aquel himno que era “Heart In Your Heartbreak”. “Kelly”, otra favorita personal, ya era interpretada por la banda en directo circa 2012, y en “Days of Abandon” la recuperan (gracias al cielo, porque es preciosa) con la mencionada Jen Goma a las voces. La cantante de Sunny Day in Glasgow también es la encargada de llevar la batuta en la tierna “Life After Life”, una ensoñadora pieza de buen pop atemporal que gana enteros con la aportación de Kelly Pratt (colaborador habitual de Beirut) a los vientos. De igual manera, la emocionante “Eurydice” y su final en crescendo piloerector, el juego de palabras tontorrón y encantador de “Masokissed” o la nostálgica “Until The Sun Explodes” nos reconcilian en parte con el sonido quintaesencial de The Pains of Being at Heart, para gozo de quien esto firma. Menos nos interesan esos medios tiempos que sirven respectivamente para abrir y cerrar el disco (“Art Smock” y “The Asp In My Chest”) o la menos inspirada “Coral and Gold”. Seguramente es ahí donde se pierde parte del encanto de “Days of Abandon”, un poco por lo que comentaba en el inicio de la reseña: queremos todo el adolescentismo del mundo y lo queremos ya.
En resumen, quizás el mayor problema de este disco es que exista aquel insolente debut de The Pains of Being Pure at Heart con icónica portada en blanco y negro. Quizás ese recuerdo es el que nos lleva a pensar que falta algo de emoción e inspiración en estas nuevas canciones. Quizás esa enfermedad terminal llamada nostalgia nos hace anhelar erróneamente sensaciones que no van a volver. Quizás vivimos enamorados de un pasado al que recordamos con un rostro más bonito del que en realidad mostraba. Quizás demasiados quizás.