«Please Kill Me» (Log Lady Records, 2014) es un disco que, como un cadáver que flota nívea y elegantemente en una piscina de formol, puede ser diseccionado de una y mil formas. Todo depende de las partes que quieras aprovechar, los miembros u órganos en los que prefieras centrarte para conducir así tu investigación hacia las deseadas -y puede que amañadas- conclusiones. Una primera y muy superficial -aunque efectiva- disección sería la que aislaría el nombre de esta formación madrileña y el título de su debut en largo: The Bounce Committee vs. «Please Kill Me«. Teniendo en cuenta las connotaciones rebotonas y danceras de la palabra «bounce» y lo celebrativo e incluso erotico-festivo que se le presupone a todo «committee«, sorprende que ambas se contrapongan a un título de tintes tan fúnebres como «por favor mátame». Ya sabes: Eros contra Tánatos. El placer que existe dentro de la muerte y la muerte que existe dentro del placer. Los valores básicos de una cultura hedonista que menciono aquí y ahora sabiendo que a algunos les provocará pensamientos impuros de folleteo. En verdad, sin embargo, estos conceptos aparecen en esta crítica para conducir los pensamientos hacia otros parajes hedonistas: los de la música de baile.
Porque, al fin y al cabo, de eso trata «Please Kill Me«: de bailar y de hedonismo, por mucho que todo ello venga siempre acompañado de unas gotitas de petit mort. Pero no adelantemos acontecimientos y sigamos con las posibles disecciones: un segundo experimento algo más profundo y menos evidente consistiría en abordar este álbum no sólo como el debut de The Bounce Committee, sino como el debut de The Bounce Committee producido por Andrés Costureras (Pshycotic Beats) para su sello Log Lady Records. La leyenda urbana (y la nota de prensa) cuenta que Javier Galber y Victor Rooms hacía un buen tiempo que componían música, pero que fue el aterrizaje de Costureras en sus partituras lo que acabó de ordenarlo todo. Su implicación en «Please Kill Me«, además, trascendió los lindes de la producción para invadir los terrenos de la composición e incluso de la aportación vocal. Y, por si lo dicho fuera poco, muchas de las voces del álbum también surgen de las dulces entrañas de otra colaboradora habitual de Pshycotic Beats: Pati Amor. Así las cosas, ¿dónde acaba Pshycotic Beats y dónde empieza The Bounce Committee? Porque lo cierto es que, a primera escucha, muchos de los cortes contenidos en «Please Kill Me» podrían haber caído perfectamente en «Dormihcum» (Log Lady Records, 2013), la última referencia hasta la fecha de Pshycotic Beats.
Que conste que esto queda dicho como algo que no es ni positivo ni negativo: simple y llanamente, es así. Quede esta como una disección que tampoco nos ha conducido a ninguna conclusión en concreto, así que mejor nos centramos en una tercera posibilidad: la de aislar el corazón de «Please Kill Me«. Y el corazón de este álbum está, sin lugar a dudas, en una banda ochentera primordial para entender la historia del synth-pop: The Human League. Permitidme dos ejemplos fácilmente asimilables para cualquier aficionado medio a la música por lo que tienen de icónicos: en «Won’t Happen» se escuchan ecos de «Empire State Human» igual que «Creatures» podría ser perfectamente la versión definitiva de «Don’t You Want Me» producida en pleno siglo 21 por Little Boots pero con voz masculina. No hace falta que añada aquí que el corazón está conectado con absolutamente todos los órganos del cuerpo analizado, así que partiendo de la ascendencia de Phil Oakey y compañía no resulta complicado ir estableciendo todo un conjunto de conexiones que varían dependiendo de la canción en concreto que esté sonando: el hitazo «Please Kill Me» provoca el espejismo de hacernos creer que el electroclash podría volver a molar de nuevo en un futuro no muy lejano; «Blow Up» se abre como una oda de amor al nu-house de finales de los 90 practicado a día de hoy por Disclosure y congéneres, aunque llegado a cierto punto el corte muta en un locurón digno de Faithless; «Bounce Attack» se pone tan dura que recuerda incluso a Factory Floor…
Van tres disecciones. Van muchas conclusiones. Pero, ¿sabes lo que pasa cuando te encuentras con un disco como «Please Kill Me«? Pues pasa lo mismo que cuando te encuentras con un cadáver flotando nívea y elegantemente en una piscina de formol: que te puede dar por diseccionarlo… o por pegarle un meneo. Aquí, de nuevo, habrá ciertas mentes calenturientas que se habrán escurrido hacia un sordo placer necrófago, pero resulta que –again and again– me estaba refiriendo a otra cosa: a sacarlo de la piscina y pegarle un meneo literal, un baile a medio camino entre el poligoneo de fin de semana y una danse macabre propia del teatro gótico más romántico. Volvemos al principio: Eros vs. Tánatos. Pero, esta vez, un Eros vs. Tánatos sin ánimo de filosofar, sino con la única finalidad de pasarlo fetén. El debut en largo de The Bounce Committe es ideal para estos menesteres: tiene mucho bounce, tiene mucho tempo… Y, a la que te dejes llevar un poquitín, va a despertar al tigre hedonista que hay en ti.