Se ajuste o no a la realidad esa particular teoría, lo cierto es que no sería descabellado relacionarla con Samuel T. Herring, personalísimo orfebre del synthpop de toques new wave capaz de amalgamar en su figura el virtuosismo melodramático de Morrissey, la interpretación profunda y absorbente de Stuart A. Staples (Tindersticks) y los movimientos en escena, convenientemente teatralizados y dulcificados, de Ian Curtis. Para muestra, su reciente performance en el show de David Letterman, que ya forma parte de la colección de hitos de Herring y su grupo. Pero, más allá de demostraciones en directo -donde nuestro hombre se entrega en cuerpo y, sobre todo, alma-, la gran valía del líder de Future Islands reside en su habilidad para reciclar el romanticismo pop ochentero en un estilo fiel a la tradición del subgénero pero modernizado y, en último término, rejuvenecido. Este proceso se ejemplificó a la perfección en su anterior trabajo, el acuoso “On The Water” (Thrill Jockey, 2011), convirtiéndose en uno de los LPs más destacados de hace tres temporadas por la manera en que sublimó el pop sintético tradicional como vía de expresión de afectos y pesares.
Futures Islands prolongan en “Singles” ese enaltecimiento del synthpop contemporáneo con mayor determinación que antes si cabe. Quizá tuvo algo que ver en ello el influjo del simbólico cambio de discográfica de la banda, que ha pasado de Thrill Jockey a 4AD, cuyo histórico espíritu se amolda como un guante a su identidad y viceversa. Situación que, no se sabe si consciente o inconscientemente, ha aprovechado Herring para elevar varios peldaños su discurso dentro de su rutina de hacer de cada canción una puerta de entrada a sus reflexiones más íntimas -en la línea del citado “On The Water”– y postularse así como rutilante referencia a la hora de dar lustre al neo-romanticismo que aporta sensibilidad a la aparente vacuidad de la etiqueta en el siglo XXI. Olvídense, por tanto, de experimentos de aspecto prefabricado como los olvidados Hurts. La verdadera naturaleza del pop artificial con envoltorio orgánico y enorme corazón palpitante se guarda en el ídem y en la cabeza de Samuel T. Herring, que transmite con transparencia lo que siente y ejecuta sin tapujos sus cantos transformados en actos de exorcización.
Para manifestarse de manera tan depurada, Herring no necesita recurrir a textos enrevesados ni a metáforas imposibles, sino que se vale de versos sencillos con los que crear estampas de asimilación inmediata. Buena prueba de ello es “Seasons (Waiting On You)”, tema de adelanto de “Singles” cuya pegada se basa en un estribillo enérgico y épico y una línea de bajo neworderiana que multiplica su impacto; plantilla que se extiende a “Spirit”, perfecta para bailar con lágrimas en los ojos. Frase que lleva a pensar en Ultravox como una de las influencias de Future Islands en este álbum, junto a Joy Division caminando de la mano de OMD (“Sun In The Morning”) y al Gary Numan más cósmico (“A Song For Our Grandfathers”). El electropop facturado por Herring y compañía es accesible; y su alcance, universal. De ahí que cada tema de este disco, y regresamos al primer párrafo de esta reseña, desprenda olor a single, ya se incline hacia el pop natural de “Doves”, el synth-new wave melancólico de “Light House” y “A Dream Of You And Me” o la elegancia evocadora roxy de “Like The Moon”.
Con todo lo expuesto, quizá sea más fácil ahora encontrar un sentido al título de “Singles”, una simple palabra que admite múltiples interpretaciones. Aunque, si nos ponemos en la piel de Samuel T. Herring, sólo cabe una: soledad. Contra ella y sus consecuencias lucha el de Baltimore armado con sus canciones. De fondo ya se escucha su proclama: “Singles of the world unite!”.