«Pensamos y pensamos en Saturno, en lo caníbal, en los romanos y también en las brillantinas del pop y de las cosas que lucen y centellean como la palabra «Saturnalia«. Dimos alguna que otra vuelta, la deriva llevaba a la derrota, y hubo que poner orden. Recordamos a Paflovsky, Klibansky y Saxl, no sé porque también a Marcel Schwob y aceptamos hablar de la melancolía. Y el bajista, como es alto y con barba, dijo que él de eso no podía hablar, así que los demás nos pusimos al tajo y empezamos rebuscando cuando éramos niños y el verano se acababa, porque aquí en el norte la melancolía empieza cuando se va el sol y soplan los vientos de septiembre y cada cual acabó en cualquier parte. Pero Naica es un cadáver exquisito y cada uno buscó, encontró y dijo lo que le parecía. Pudieran haber sido otras y en otro orden, pero al final son estas. P.S. Esperamos haberlo hecho bien, la verdad es que escoger siempre es difícil, y además a nosotros nos flipa la música clásica…El adagietto de Mahler, Pergolesi y el Stabat Mater, el Requiem de Mozart, de Rossini, de Verdi, mil arias increíbles de Turandot, Tosca, Madamme Buterfly…. Ay, que bonita es la música. Dicen los que saben de letras que la melancolía es una Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente que hace que quién la padece no encuentre gusto en nada, pero nosotros pensamos que la melancolía también es algo raro, ambiguo, templado y bonito.»