En 2011 una jovencísima Kathleen Anne Brien, británica de nacimiento, debutó con un maravilloso y sorprendente «On A Mission» (Sony, 2011). Aquel LP demostraba que una pura música electrónica que combina elementos del dance, house, UK funky, dubstep e incluso r&b puede sonar bien, equilibrada y sin ser ratonera, y que si le sumamos una buena voz femenina el resultado puede ser incluso elegante y agradable. Esto se tradujo en un inmediato éxito que encandiló a todos los públicos, desde los círculos pastilleros a los que se quedan admirando un Pollock con aparente criterio, pasando por las niñas que bailan en Pachá y los habituales de Malasaña. Si escuchamos detenidamente «Lights On» o «Broken Record«, podremos entender el por qué.
Con este segundo largo, «Little Red«, Katy B nos ofrece un desarrollo de la materia propuesta en su primer trabajo, manteniendo aspectos como el carácter juerguista pero también profundizando más en ciertas facetas. Aquí encontraremos mucho más house, las baladas se convertirán en un pilar principal del disco y tampoco se escatimará en el toque underground. Esta pluralidad y diversidad viene dada por la multitud de productores en los que se ha apoyado: si bien George «Geeneus» Warren sigue siendo el principal, también podemos encontrar la presencia de otros muchos como Liam McLean, Sampha Sisay o Moto Blanco.
«Next Thing» y «5 AM» abren el disco con una importante dosis de movimiento y adrenalina, con lo que el carácter discotequero ya lo tendríamos asegurado; y dan paso al primero de los temas que se nos quedarán en la cabeza y que hará que lo tarareemos constantemente y nos meneemos en el sitio al escucharlo: «Aaliyah«, en la que también colabora Jessie Ware. «Crying For No Reason» es una de las baladas mencionadas donde Katy revela su evolución como vocalista y la búsqueda de un estilo más personal, con momentos verdaderamente arrebatadores donde se mezcla una dramática melodía de piano con una base todavía fuertemente rítmica y potente. No es oro todo lo que reluce, sin embargo, y temas como «I Like You» sean tal vez un poco (demasiado) música típica del Bershka: usar la repetición como recurso está bien pero abusar de ella puede tener consecuencias demoledoras. Afortunadamente, en «All My Lovin‘» y «Tumbling Down«, otras de las joyas del dico, se vuelve a recuperar el nivel, con unos sentetizadores y efectos vocales maravillosos en la primera y sonoridades más exóticas y R&B en la segunda.
En «Everything» volvemos a la pista de baile a ritmo de tech-house, y «Play» nos sorprenderá desde el primer minuto con su carácter fresco y efectos juguetones. Cierran «Sapphire Blue«, la emotiva y a la vez provocadora»Emotions» y «Still«, tal vez demasiado grandilocuente y con dejes de diva para Katy B, lo cual es totalmente previsible si tenemos en cuenta que Fraser T Smith es el artífice de una parte importante del material de Adele.
Puede que haya cosas que se hubieran podido mejorar, sí, pero siendo este el segundo álbum de la artista y teniendo en cuenta la juventud de Katy y el trepidante ritmo que lleva en su carrera, el resultado final de «Little Red» es mucho mejor de lo que cabría esperar. Además, si nos hemos quedado con ganas de más, siempre podemos recurrir a la versión «Deluxe«, que incluye cinco temas adicionales para alargar la fiesta.