Hace un par de semanas, la apertura de Cøffee (aquí) hacía albergar esperanzas en el advenimiento de una segunda ola cafetera en la ciudad de Barcelona. Después de que la llama prendida por Federal (y sus corolarios) pareciera perder parte de su fuerza inicial, se echaba de menos en la Ciudad Condal todo un conjunto de propuestas que no se limitaran a interesarse por la cultura del café (eso es algo que va poco a poco), sino a dinamizar esa misma cultura aportándole diferentes aproximaciones. No estamos, ni mucho menos, al final del camino. De hecho, si me apuran, diría que no estamos ni a la mitad del camino: la cultura del café es algo complejo que tardará en asimilarse en un país como el nuestro, que sigue teniendo una amplia tradición de consumo de café a discreción, sin darle importancia a la calidad de lo que bebemos. Pudiera parecer que lo importante es la cafeína, no el sabor. Y eso es precisamente lo que hay que asimilar: que aunque el café de máquina que te tomas en la oficina te proporcione un subidón (puramente químico, por otra parte), nunca podrá compararse al placer de un café preparado por un buen barista.
Como decía, sin embargo, todavía no estamos ni a la mitad del camino. Así que se agradece que empiecen a surgir propuestas que intenten dinamizar la cultura barcelonesa de café. Cøffee es un buen ejemplo por lo que tiene de laboratorio de cata, de espacio donde permitir que la gente eduque su paladar. Y ahora, además, Skye Coffee co. se va a convertir en otro nuevo pináculo de la segunda ola cafetera en la Ciudad Condal gracias a lo original de su propuesta… ¿No decía tu abuela que si la montaña no va a Mahoma, será Mahoma el que irá a la montaña? Pues algo así deben haber pensado en Skye Coffee co., que en vez de un local cerrado han preferido anidar dentro de una preciosa camioneta con la que pretenden llevar el café hasta sus consumidores potenciales. La idea es que en los próximos meses puedas tomarte un buen café en los mejores festivales de música, en eventos de todo tipo y, si cambian las ridículas leyes actuales (que prohiben vender comida si no es un local de los de toda la vida), también puedas tomártelo en cualquier calle de la ciudad. Si no, también puedes acercarte hasta el número 88 de la calle Pamplona (en pleno Poble Nou), que es donde la camioneta de Skye Coffee co. está aparcada todas las mañanas desde las 9h hasta las 13:30h.
Sea donde sea, sea en un espacio abierto o en el local de la calle Pamplona, visitar Skye Coffee es una gozada, una experiencia entre retro y ultra-moderna por el mero hecho de encontrarte ante una furgoneta Citroën HY del año 1972 (la mítica «le tube«). Los colores plateados resaltan más todavía cuando sus ventanas se abren y dan paso al espacio de los baristas, de tonos madera que otorgan confortabilidad y, sobre todo, sensación de limpieza (que es lo que nunca esperarías dentro de una furgoneta). Si optas por tomar tu café en el Poble Nou, te encontrarás con un espacio masivo y diáfano, con unas gigantescas cristaleras que llenan el lugar de luz solar y con un par de mesas de madera maciza que invitan a sentarte un rato, a degustar tu café mientras lees tranquilamente o mientras revisas el correo en tu portátil (no olvidemos que, a día de hoy, parece que todas las empresas interesantes más jóvenes de la ciudad se están moviendo a este barrio cada vez más concurrido).
Y llegamos a lo verdaderamente importante en Skye Coffee co.: el café. Para empezar, los materiales de partida son óptimos: desde que abrieron, preparan sus cafés a base de granos tostados por Right Side, pero en un futuro próximo irán cambiando de tostadores e incluso se atreverán a importar algunas propuestas internacionales, especialmente desde Londres. La leche se la traen los chicos de la Botiga Vallflorit desde la Granja Mogent, donde es ordeñada directamente de 140 alegres vacas que viven libres y sin estrés de ningún tipo. Con semejante material base, no es de extrañar que los expresso y las combinaciones resultantes (con el flat white como hype de la carta) alcancen un nivel de excelencia muy sibarita gracias al saber hacer de los dos baristas que habitan la furgoneta. Por si esto fuera poco, lo próximo en Skye Coffee co. es dar la posibilidad a sus visitantes de que acompañen su café con la mejor pastelería… Aunque lo que verdaderamente debería levantar en nosotros la mayor de las ilusiones y la más bonita de las esperanzas es que, tarde o temprano, podamos comprar un café de Skye Coffee co. en plena calle y tomárnoslo donde nos dé la gana. ¿Para cuándo un cambio en las leyes barcelonesas que hoy por hoy lo impiden?