Vivimos una época de retroceso total. Y no lo decimos por la crisis, que otra que tal, sino por la apología de lo retro que nos ha invadido: que si la moda retro, que si los videojuegos retro, que si los vinilos y las cintas de casette… Retro, retro, retro. Todo cosas que recordamos como muy boniquis y que abrazamos fuertemente como ese peluche que dormía con nosotros cuando éramos pequeños y que no podíamos soltar cuando nuestras madres querían meterlo en la lavadora para quitarles las toneladas de amor, mierda y mugre que acumulaban. Así estamos con lo retro: admirando cosas que nos hacían felices porque somos incapaces de reconocer que nos hacemos mayores… y que, en el fondo, no eran muy prácticas.
Sólo hay una cosa retro que, al mismo tiempo fuera práctica: el hule. Recordad: esas sobremesas en el camping en la costa llenas de restos de ensaladas, huesos de aceitunas, palillos usados y servilletas de papel. «Hemos acabado de comer… ¿Una partidita al dominó mientras los abuelos echan una cabezada viendo «Cristal«? Vale, pasamos la bayeta y listo, lalalá«. ¿Te permite hacer eso un mantel? No. El mantel se ensucia de vino y casi que puedes tirarlo. Pensadlo bien. Llevamos años pensando que el mantel es elegancia cuando la elegancia es tener algo que te permita tener una mesa bonita y limpia en todo momento. Hules. El nuevo retro: el retro útil.
Ahora que os hemos convencido, os queremos presentar OleHule, una marca que ha recuperado las tardes de «Verano Azul» y que ha convertido una de las cosas más ochentosas en un nuevo trend en decoración del hogar con estampados, eso sí, de aquí y de ahora. No penséis en diseños horteras a lo casa de Omaíta, porque estos chicos barceloneses (Albert, Driss y Quim se llaman sus ideólogos) han diseñado una colección de hules muy molones que poco tienen que ver con los horrores pasados, vienen en colores básicos como el rojo, el blanco y el negro, con estampados divertidos y currados que quedaran perfectos en cualquier foto de Instagram y que apuestan por la idea de que un mantel no es sólo una tela protectora, sino que también puede ser una improvisada obra de arte. Los venden en su página web, lo pagas por Paypal, te lo envían en un bonito packaging que hará que sea el regalo perfecto y listos, a disfrutar del vermut el fin de semana. Vivan los hules…¡y olé!