Desde que se hiciera popular con sus camisetas de celebrities poniéndose bigote, Eleven Paris ha ido dando saltos de gigante y ha pasado de ser una simple marca de camisetas rockeras a convertirse en una firma fundamental dentro de las tendencias más teens (y de buen bolsillo, todo sea dicho). En poco tiempo, no sólo ha conseguido convertirse en una imprescindible en el armario de los amantes del rollo hipster-rocker, sino que también ha ido afinando su imagen y, con ello, sus campañas. Del rollo «Crepúsculo» a fichar a Lenny Kravitz y Kate Moss: todo lo que huela a cuero y tachuelas parece ser inspiración para esta marca que parece que huye como alma del diablo del rollo french-modosito (camisetas marineras, topos, mocasines… esas cosas).
Su nueva propuesta sigue en esta línea de ir apurando el rollo rocker-moderniqui, se llama «Generation Off Love» y, en el caso de la ropa de chico, la viste con lujo y elegancia para su lookbook James Quintance, el último #HÍDOLO entre los modelos masculinos: oriundo de Venice, Los Ángeles, tatuador, skater, cantante en su propia banda de punk (o de punk wannabe) The Former Lovers y nuevo icono del modelaje indie. A James le han puesto las prendas de esta colección que dicen que se inspira en la moda de los 90 (y qué no estos días) pero que, en lugar de orientar la mirada al cansino grunge, lo hace más hacia las raves y los fiestongos que tenían el acid como banda sonora y el Ying y el Yang como icono.
Toda la cole la recorre un marcado espíritu icónico que no tiene miedo a poner en sudaderas y camisas caras de Mickey, yingyanes, cruces al más puro espíritu New Beat y serigrafías atrevidas que se combinan con prendas más contenidas y elegantes. El negro sigue siendo el hilo conductor (esta marca siempre ha presumido de tener un marcado rollo darks), pero no le hacen ascos a colores más veraniegos como el naranja, los pasteles y el tie-dye. Os aconsejamos que le echéis un ojo al lookbook porque es de los más currados que hemos visto en tiempo. Dicen que habla de una generación que vive en Anatolia para la que la Nintendo es una revolución y Michael Jackson sigue vivo: 90s por vía cuasi intravenosa y flipada garantizada. Muy fans.