Una cosa debe quedar clara desde este mismo instante: ningún estreno va a ser capaz de hacer sombra este enero al verdadero evento cinematográfico del mes y puede que del año. Me estoy refiriendo al chochazo que está montando Lars Von Trier con su «Nymphomaniac«, ya sea dividida en dos partes censuradas o en esa versión pornográficas que los fans fatales no hemos perdido la esperanza de disfrutar tarde o temprano. Aun así, tampoco habrá que pasar por alto que este viernes llega a nuestra cartelera una película de uno de esos directores ante los que incluso Von Trier seguro que se quitaría el sombrero: «El Lobo de Wall Street» no es sólo un nuevo Martin Scorsese, sino que vuelve a ser un reencuentro entre el director y Leonardo DiCaprio, que es el actor que mejor ha sabido pillarle el rollo al realizador en la última década. En esta ocasión, unen fuerzas para retratar el nacimiento del mal que nos asola en estos tiempos en forma de crisis económica, encarnado en la figura de un broker y su camino de ascenso hacia la cima del dólar durante la década de los 90. Partiendo de la autobiografía del booker Jordan Belfort, no hay ninguna duda de que este autor tan aficionado a la mafia y al lumpen sabrá hacer brillar las sombras más profundas de los despiadados corredores de bolsa noventeros.
Y aunque nada (pero absolutamente nada) puede competir ni con Von Trier ni con Scorsese, se hace necesario hacer un poco más ancha nuestra manga para no pasar por alto otras cintas que pueden resultar interesantes, tal y como «Oslo, 31 de Agosto«. Para empezar, porque tampoco es que llegue hasta nuestras pantallas grandes mucho cine noruego. Pero, sobre todo, porque dicen por ahí que el film de Joachim Trier acierta de pleno a la hora de enfrentar a un hombre en desintoxicación contra las malas decisiones y las oportunidades perdidas en su vida.