¿DE DÓNDE SALE? De las dudosas y espesas brumas del vaporwave, ese esquivo género que a lo largo del año pasado alimentó las horas de mil y un nerds musicales que alterna muzak, música para ascensores y de teletiendas, efectos de sonido de videojuegos y samples de funk, soul, synth ochentero y lo que caiga y que basa sus fundamentos en la colaboración, el intercambio, la deconstrucción y la reescritura de la música de los últimos tiempos. Desde su habitación en Boston surge en Alta Definición (HD) la figura de Ryan DeRobertis, aka Saint Pepsi, estrella solar del sello Keats/Collective y alma mater/pegamento del colectivo New Generation. DeRobertis es un diamante en bruto de espíritu hiperactivo y generoso que ha visto la luz gracias al rascar de muchos de sus fans en las redes sociales, quienes han conseguido sacarlo de la penumbra de Tumblr (la red social donde se ha ido cociendo el género a lo largo de los dos últimos años) para convertirlo en el no-va-más del underground internetil. Su ascenso de simple productor de alcoba a futuro pelotazo ha sido meteórico hasta tal punto que, después de más de un año lanzando referencias y temazos sin parar (entre ellos un primer disco –este – que es una delicia y una orgía de nostalgia musical acuática y retro) ha conseguido llamar la atención de medios como Pitchfork y Stereogum, donde han destacado ampliamente «Mr. Wonderful«, primer single de «Gin City» – su segundo disco, que publicará en febrero- en sus correspondientes radares de «esto es lo que va a molar en breve» (llámalo Best New Music, llámalo X).
NOS TIENE TÓ LOCOS PORQUE… Si bien todavía no sabemos si el vaporwave va o viene, si está vivo, muerto o de parranda, Saint Pepsi ha conseguido trascender las fronteras del género y su nombre ya suena con timbre propio, ajeno a modas o conglomerados y movimientos artísticos. DeRobertis se ha encargado de darle lustro y esplendor al género en sí, saltando por encima de las inherentes premisas lo-fi y dando un paso más allá; en lugar de atascarse dentro de la espiral geek y virtual que rodea el género, él se sale del marco (no) definido y, en sus composiciones, salta del protofunk al jazz y de la música disco al chillwave esponjoso sin hacerle ascos al mainstream (cuidadín con su remix del «Call Me Maybe» de Carly Rae Jepsen, porque es de lo más grande ever) y mirando atrás sin ira (algunas de sus composiciones suenan a puro Ministry of Sound… pero de cuando Ministry of Sound molaba).
PREDICCIÓN DE FUTURO. Mientras Pitchfork se rendía a los encantos de «Mr. Wonderful» y se hacía pública su entrada en el limbo de la guayedad musical por la puerta grande, Saint Pepsi se encontraba preparando las maletas para irse al SXSW. Lo primero ha sido su comunión (musical), y nadie duda de que lo segundo será su confirmación. La confirmación de uno de los petardazos más gordos que vamos a poder disfrutar este año que acaba de empezar que, además, disfruta de una envidiable legión de fans ocultos en la sombra de sus habitaciones únicamente iluminados por el brillo de la pantalla de su ordenador. Si Saint Pepsi es un ídolo en Internet no es sólo por su hiperactividad musical y sus temazos, también porque funciona como punta de lanza de una generación de jóvenes que, lejos de asentarse en el rollo «hikikomori» y dejarse morir de desidia vital mientras le dan al ratón, aprovechan los medios tecnológicos que tiene a mano para reescribir a su manera la música con la que han crecido y darle un nuevo sentido que va mucho más allá del simple homenaje.
DOS Y DOS SUMAN CINCO. «War Games» (la peli) + «Mario Kart» + hilo musical + mullets y Wayfarers = Saint Pepsi
MÁS EN… su Tumblr y su Soundcloud.
ESCUCHA. «Mr. Wonderful«
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