A finales de la semana pasada, Beyoncé nos dejaba a todos con el culo básicamente torcidísimo al lanzar su nuevo disco, «Beyoncé» (Columbia, 2013), sin ningún tipo de aviso previo. Bueno, al fin y al cabo esa se suponía que era la idea, ¿no? Pillarnos a todos en bragas y que el shock fuera mucho mayor ya que, por si lo dicho fuera poco, la diva decidió liberar a su bestia particular en forma de un total de 17 vídeos, uno para cada una de las canciones del álbum. Con el largo ya escuchado (varias veces) e interiorizado (hasta el fondo), tenemos que reconocer que en la redacción de FPM somos muy fans de este nuevo movimiento de la diva, donde aparca el rollito cincuentero que pretendía en su anterior lanzamiento y vuelve un poco al guarreo con toques de popctrónica cerder que tanto nos ha gustado desde los tiempos de Destiny’s Child.
Y de guarreo hay bastante en el video de «Drunk in Love«… De hecho, podemos decir aquí y ahora que nunca antes habías visto a Beyoncé con semejante cara de «estoy tan abierta y lubricada que ahora mismo me cabrían tres miembros viriles en la vagina«. El plot de la pieza es más que sencillo: Beyoncé está cachonda en la playa y se moja (con el agua del mar) y baila como si fuera un cruce entre Shakira y Rihanna, pero por muy cerdo que te haya puesto al final resulta que tiene Jay-Z al lado, que hace un rapeo de esos que hace últimamente y que parecen todos iguales y, sobre todo, pone la mano encima de la teta a su jamelga así como quien no quiere la cosa y la aparta rápidamente porque, total, está en un video que puede que vean niños pequeños (que quedarán traumados a causa del nivel de sexualidad de su mujer forever and never). El clip, por cierto, lo dirige Hype Williams. Y hay otros 16 como este. Así que ya puedes correr a YouTube para desbarrar un rato.