La sección de cómics de FPM vuelve a abrir sus puertas para recibir a un invitado especial en una noche única e inolvidable. El público se amontona en la entrada para poder entrar en la sala y coger un buen sitio. El vocerío se hace cada vez más fuerte y el ansia se apodera de los asistentes, tan necesitados como un heroinómano de su jeringuilla. De repente, las luces se apagan y el telón se abre. «Los Señores Formas» y Denis Roca hacen acto de presencia y la función de comienzo.
Un cuadrado, un triángulo, un círculo y un rectángulo. Poco más se necesita para crear una obra fresca, divertida y sencillamente genial. Parece mentira que tenga que ser un niño que todavía no ha cumplido los diez años el que nos enseñe que, en muchas ocasiones, en lo más sencillo se esconde lo más impactante,. Aunque bueno, aquí hay trampa, no todo es oro lo que reluce. No, no me malinterpretéis, no voy a ser uno de esos hombres hechos y derechos que dudan de la autoría de esta obra, rabiosos de que un crío haya conseguido crear algo maravilloso cuando ellos, como mucho, habrán conseguido engañar a alguna mujer para que se acueste con ellos. No, los tiros no van por ahí. La trampa de la que os hablo es que Denis no es un niño cualquiera. Detrás de la timidez que reflejan sus gestos, se esconde una mirada de adulto que una vez se cruza con la tuya es difícil que te deje indiferente. Denis es una especie de Benjamin Button que es capaz de mezclar, jugar y hacer suyos elementos tan dispares como el humor de Lewis Trondheim y el mundo surrealista, sin palabras en el que todo puede ocurrir de Jim Woodring. El resultado de esta amalgama de referencias involuntarias es, ni más ni menos, que «Los Señores Formas«.
La cosa que más me llama la atención de esta obra es que se podría hablar tanto de una evolución de Denis en sus historias como de un estatismo muy marcado. Por una parta, es evidente que Roca se ha ido soltando a cada número de «Los Señores Formas«, mejorando a cada página su manera de narrar y la complejidad de las tramas. Tanto es así que incluso se ha atrevido a mezclar sus formas geométricas con el mundo de los superhéroes o el de las carreras locas, como si de un malabarista se tratara. Sin embargo, también es cierto que desde la primera viñeta da la sensación de que Denis sabe exactamente lo que está haciendo y dónde quiere llevar a sus personajes.
Si estás acostumbrado a leer series que empiezan de manera acojonante pero que luego se estiran hasta la saciedad para seguir explotando el tirón, tranquilo, que con «Los Señores Formas» no pasará en ningún momento. Denis ha dado con la fórmula perfecta: sabe muy bien cómo empezar y como desarrollar su historia, pero sobre todo sabe exactamente en qué momento y dónde cortar el relato. Otro punto fuerte de «Los Señores Formas» son sus protagonistas. Simples figuras geométricas que acaban por cobrar una profundidad y unos matices brutales que muy pocos autores consiguen conferir a sus personajes. «Los Señores Formas» son tan humanos como nosotros, sus lectores, y por eso no necesitamos que entre ellos se expresen con palabras porque podemos relacionarnos perfectamente con todo lo que estamos viendo. En cada situación, en cada acontecimiento podemos vernos reflejados.
«Los Señores Formas» es un auténtico fenómeno de culto. Tanto es así que muchísimos autores han querido aportar su granito de arena para que esta edición brillara en todo su esplendor. Si por un lado tenemos a Denis haciéndose cargo de las historias -excepto el último número, que está firmado por su hermano Darel-, por el otro tenemos al resto de la «Familia Formas» poniendo el broche de oro a este tomo con prólogos maravillosos como los de Xavi Domenech -también conocido como el señor (calvo) de Arkham Cómics– y Elisa McCausland. A esto hay que sumarle las fantásticas ilustraciones de invitados especiales como Juan Fender, David Ramírez, Samu González, Monteys o DAC entre otros.
En definitiva, una gran historia contada por un pequeño gran niño con un corazón que no le cabe en el pecho y que tiene la gran suerte de estar arropado por un hermano pequeño con un don especial para los negocios -aunque a ver ahora qué le depara su nueva aventura como dibujante de las historias del Señor Cor, porque esto huele a spin off- y por unos padres que han acompañado a su hijo en cada paso de esta maravillosa aventura.
¡Larga vida a «Los Señores Formas«! ¡Larga vida a Denis Roca!