«Parisino chic«, «bohemio relajado«, «confort elegante«… Son adjetivos recurrentes a la hora de hablar de las colecciones de Isabel Marant. Desde que empezara haciendo joyas a mano así, como quien no quiere la cosa, la francesa siempre ha presumido de tener un estilo muy propio y de metabolizarlo en la moda contemporánea. Quizá sin ella hoy en día los jerséis de pelo y las botas anchas no tendrían el halo de glamour estiloso que tienen, quizá sin ella no hubiéramos disfrutado de los sneakers con plataforma, quizá sin ella muchas mujeres todavía irían a la oficina con traje de chaqueta porque otra cosa sería inadmisible en un ambiente formal. Quizá, quizá, quizá. Lo que está claro es que Marant ha conseguido lo que sueña cualquier diseñador: hacer lo que le sale del coco (o del orto, o del chirri) y conseguir no sólo ser aceptada dentro de los círculos profesionales y expertos, sino tener también el beneplácito (y el monedero) de las grandes consumidoras. Pero, claro, la ropita de la Marant aún sigue estando únicamente al alcance de algunos pocos (esos que tienen el monedero más holgado), por eso fue recibida con tanta algarabía la noticia de su colaboración con H&M. Colaboración más que justificada porque en la casa sueca llevan años inspirándose en las piezas más características de sus colecciones. Así que, ¿qué mejor que ofrecerles una colección en bandeja y de forma oficial? Y todos tan contentos.
Después de estar durante meses literalmente dando la brasa que si con la noticia de la colaboración, que si con las primeras fotografías filtradas, que si con el lookbook que se coló extraoficilamente en Internet, que si con las primeras imágenes, ahora sí, oficiales, que si con la fiestaca que se marcaron en París para presentarla y que si con que la abuela fuma, parece que este vivir sin vivir en nosotros ya llega a su fin con la cercanía de la fecha de salida en el horizonte y el calendario. El 14 de noviembre fue la fecha elegida para poner a la venta la colección en tiendas seleccionadas de todo el mundo, y H&M ya ha puesto en marcha concursos para conseguir una plaza en los primeros puestos de la cola para entrar a las tiendas en cuanto abran el día señalado. Un premio que no vienen nada mal, porque la cosa promete ser bien masiva, ya que estamos ante una de las colaboraciones más puramente comerciales que hemos visto en los últimos tiempos (un desengrasante perfecto después de la cosa tan conceptual que fue lo de Maison Martin Margiela), no sólo por las prendas (que son ricamente ponibles), sino sobre todo por los precios (mucho más ajustados de lo esperado).
Marant no ha querido jugársela y ha apostado por recuperar sus prendas más icónicas y reconocibles en una colección que incluye piezas para mujer, hombre y niño: jerseys de punto gordito, abrigos de punto gordaco (ojito al abrigo de Gallina Caponata que es lo más editorial de toda la colección: las blogueras se volvieron loquers del coño cuando presentaron la colección en el showroom de H&M), sudaderas así como deportivas y pijamiles, pantalones de cuero, vestidos, camisetas y faldas de lamé con su brilli brilli (que se repetirán en muchas fiestas de Fin de Año… así que cuidadín) y complementos con ese toque étnico chic que ha popularizado la diseñadora francesa en su larga carrera. Todo en su habitual y simple paleta de colores: rojo, negro y blanco con algún destello de azul navy. A la espera de que todo bicho viviente por fin pueda ver, tocar e incluso comprar la colección más hypeada y esperada de la temporada, sólo nos queda dejaros con nuestras prendas favoritas y un montón de información gráfica (¡haced click en nuestras galerías para ampliar las imágenes!) para que os hagáis vuestra lista de la compra y el próximo 14 podáis ir al lío sin titubeos, que ya se sabe que en estas ventas puedes perder tu prenda en lo que dura un bostezo de los cortitos.