La polémica está servida: «Sólo Dios Perdona» (que es una traducción fidedigna al castellano pero, la verdad, suena infinitamente peor que «Only God Forgives«) llega a nuestras pantallas grandes y está claro que va a desatar un debate que ya hemos vivido mil veces… Después de que un director se popularice con una obra en concreto, su siguiente trabajo tiene todas las papeletas para polarizar al público entre las posiciones de «la anterior era mejor» (cliché donde los haya) y «está al nivel de su predecesora e incluso la supera» (posición bastante alimentada por el furor del «no tenéis ni puta idea» dirigido a los de la primera opción). «Sólo Dios Perdona» va a ser impunemente comparada con «Drive«, y lo cierto es que es una comparación más que injusta: el nuevo film de Nicolas Winding Refn (repitiendo con Ryan Gosling de protagonista) se desmarca de la voluntad de película total de «Drive«, erigiéndose como un experimento de cine puramente sensorial. Un film-puñetazo de escasa duración y donde el argumento se contrae para que los sentidos (la vista, el tacto, el oído) exploten al cien por cine en medio del barroquismo de cine de acción oriental. Una gozada que hay que disfrutar en pantalla grande sin comparaciones que valgan y con todos los canales sensoriales de nuestro cuerpo abiertos de par en par.
Con el film que no habrá polémica que valga es con «Thor: El Mundo Oscuro«, la segunda parte de esta saga marveliana que hace un par de temporadas ya encumbró a lo más alto a dos actores ahora imprescindibles como Chris Hemsworth y Tom Hiddleston en sus ya icónicos papeles de Thor y Loki. En esta secuela, sin embargo, veremos cómo Thor sigue con su vida después de incorporarse a Los Vengadores… Lo que no será difícil teniendo en cuenta que Asgarth y el universo al completo se ven amenazados por una raza destructiva liderada por Malekith. Ya sabes lo que esperar de «Thor: El Mundo Oscuro«: casi dos horas de adrenalina pura y dura, buen humor y fardonismo to the max. Yo hace tiempo que no le pido nada más a las pelis de la Marvel.
Y esta semana, un tercer destacado en la cartelera: «Vivir es Fácil con los Ojos Cerrados» llega avalada por el hecho de ser la nueva producción del siempre solvente David Trueba y, sobre todo, por lo entrañable de seguir los periplos de todo un conjunto de personajes influidos por las canciones de los Beatles. Un retrato amable de los 60 que seguro que incluye otro papel memorable de Javier Cámara además de la recuperación del niño de «Pa Negre«, Francesc Colomer. Puede que sus competidoras en la cartelera de esta semana sean bastante duras, pero está claro que un film de estas características tiene su público. Y es un público amplio.