A principios de año, la marca española Kling presentaba a un nuevo miembro de la familia: se llamaba «Clean«, era la segunda línea y estaba destinada a sacar el lado más rebelde. Kling es conocida por su rollo afrancesado, sus vestidos babydoll, los cuellos redondos y las blondas; pero Clean, en cambio, apostaba por un look gamberrete, oscuro y más orientado a teenagers trasnochadas (dicho esto desde el cariño, claro). Si Kling era la marca que vestía Russian Red, Clean sería la que llevaría Courtney Love si no tuviera 80 años y creyera que todavía está en 1991.
Han pasado los meses y Kling sigue en su avance lento y seguro de conquista del mercado español (y lo está consiguiendo a base de ese combo invencible que junta ropa bonita con precios casi de risa) y, con ella, también sigue creciendo Clean, que ya presenta la colección de Otoño / Invierno, la segunda que ponen en el mercado. La apuesta sigue siendo la misma: ropa divertida, callejera y con un punto entre trashy ochentero y japo loquer. La idea es que Clean no sea tan masiva como la primera línea, y por eso sólo se fabrican cien piezas de cada prenda, pero aún así el rango de precios sigue estando entre lo asequible y lo bastante económico. ¿Y qué encontramos? Pues mucho rollo chandalero y pijamero, sudaderas de inspiración College y deportiva, camisas con frutas, faldas de skater y algún mono un poco más femenino, todo en riguroso negro y azul klein salpicado de letras blancas o topos grandotes. Una cole perfecta para hacerte con un buen fondo de armario juvenil. Que la ropa de vieja, las blondas y los encajes están bien, pero de vez en cuando a una también le apetece quitarse años de encima. Aunque sea a costa de parecer que acabas de salir de la ESO después de suspender cuatro cursos seguidos.