Que conste desde un buen principio que «La Espuma de los Días» es una de esas películas que recomiendo desde esta sección… pero con la boca pequeña. Y es que da igual que sea Michel Gondry el director: el libro original de Boris Vian es un intocable por lo que tiene de influencia absoluta y fulminante sobre todas y cada una de las generación que han venido después de su escritura. O, a lo mejor, quién sabe, mi reticencia a recomendarla plenamente es precisamente por eso: porque Gondry es Gondry y Vian y es Vian, y al final uno de los dos ha de ganar en esta contienda. No vale que uno esté al servicio del otro, porque ambos tienen una creatividad demasiado arrolladora como para hacer concesiones. Además, lo dicho viene con el agravante de que la versión de Gondry de «La Espuma de los Días» viene con la etiqueta de ser una «adaptación libre» de todo el imaginario visual poético que está presente en la novela de Vian. Hay que reconocer, por otra parte, que ese imaginario visual ya era suficientemente abierto a interpretaciones en el libro original… Así que lo mejor será ir con tiento: esta adaptación cinematográfica de «La Espuma de los Días» puede ser maravillosa o desastrosa. Pero, como siempre, habrá que verlo para saberlo.
Sea como sea, lo cierto es que la cartelera de esta semana viene flojita… Si me resulta imposible recomendar al cien por cien «La Espuma de los Días«, lo mismo me ocurre con «Kon-Tiki«. Está clarísimo que la historia original es tremendamente apasionante: el viaje que Thor Heyerdahl organizó océano a través sobre una balsa de madera en 1947 para demostrar que el primer asentamiento en la Polinesia pudo haberse llevarse a cabo por mar desde América del Sur. Pero una cosa es que la historia original sea apasionante y otra muy diferente que los aparatosos efectos especiales acaben jugando en contra de algo que ya quedó suficientemente bien retratado en el documental original que el mismo Heyerdahl grabó durante la travesía.