Era de esperar… Tras tres semanas de estrenos interesantes en un chorreo torrencial, estaba claro que tarde o temprano tendría que aflojar la cosa. Así que ya los tenemos aquí: los estrenos «medianeros» de la temporada. Es decir, esos estrenos que no llegan con la etiqueta de «tienes que pasar por taquilla sí o sí» en el póster, sino que más bien ostentan un humilde «hay gente que dice que está bien, pero también otra que dice que está mal… ¡tú verás!«. El caso más estrepitoso es esa «Jobs» que, a priori, y coincidiendo de forma profética con el lanzamiento del nuevo iOS 7, llega a nuestro país después de un preocupante proceso de desgaste: los primeros trailers levantaron muchas esperanzas, las primeras críticas las tumbaron por completo. ¿A quién nos creemos? A nosotros mismos: todo dependerá de las ganas que tengas de ver un biopic que parece calcar el modelo «The Social Network» intercambiando el personaje de Zuckerberg por el de Steve Jobs, interpretado aquí por un Ashton Kutcher que todo el mundo dice que es clavadito al creador de Apple pero que a mi me da la impresión de que ambos se parecen como las peras con las manzanas (perdón por el chiste fácil). Sea como sea, aunque sea rebajando las expectativas cinéfilas y aumentando las tomateras, merecerá la pena ponerse delante de esta biografía para ver cuánto incurre en lo apologético y cuánto en lo sensacionalista.
Un caso similar es el de «Thérèse D.«, que venía hypeada por los factores atenuantes de estar basada en la aclamadísima novela de François Mauriac y, sobre todo, de venir precedida por la versión de un Franju recuperado en los últimos años a nivel de clásico absoluto. ¿Cuál ha sido su talón de aquiles? Que prácticamente todo el mundo que la ha visto ha convenido que Audrey Tautou puede ser una Amélie excelente (e imperecedera, tanto para ella como para nosotros), pero como Thérèse no da la talla. Aun así, cualquier historia que venga definida como «la «Madame Bovary» francesa» es digna de atención, devoción y paso por taquilla. Y eso es así.