Viernes 13, Santiago de Compostela, Zona C, doscientas personas bajo su techo. Entradas agotadas para ver a Unicornibot y Camarada Nimoy, dos de las bandas más representativas del underground gallego que no han dejado de sacar músculo. Esta vez, el lugar escogido fue un espacio municipal ubicado en un parque junto al casco histórico de la capital gallega y más íntimo de lo acostumbrado. Al entrar, puedes sentirte como en una pequeña gran caja de zapatos blanca, enmoquetada y concebida tanto como galería de arte como sala de conciertos de acústica exquisita que, sorprendentemente, supera con creces a muchos locales más conocidos y habituales.
Camarada Nimoy, los primeros en abrir fuego, son cuatro vigueses que en su Bandcamp afirman estar “fascinados por la vasta multitarea musical y poética de Leonard Nimoy, mayormente conocido por su papel de Dr. Spock en «Star Trek»”. Para recibirlos, la sala se quedó completamente a oscuras: lo único que nos permitía vislumbrar al grupo eran las proyecciones que tenían preparadas, cuyos juegos de imágenes, mezclados con su hipnótica música, engancharon durante todo del concierto. Resulta muy difícil etiquetar a esta banda que podría aproximarse al surf instrumental, pero quizá la mejor definición es la que ellos mismos aportan, de nuevo, en su Bandcamp: “Camarada Nimoy no son una banda de surf ni de swing ni de jazz, pero les gustan todos y cada uno de esos géneros”.
Su calidad como conjunto quedó patente al comprobar que, pese a la telaraña de sonidos, la multiplicidad de instrumentos (theremin incluido) y la variedad de samples, su sonido llegaba de modo impecable, casi perfecto. Los múltiples matices en su música reflejaban su buen gusto al hilar un repertorio que en ningún momento se mostró monótono ni simplista, brincando del surf al swing, de las melodías pegadizas al reverb aplicado a tope. A medida que avanzaba el concierto, se lo ponían difícil a los siguientes ocupantes del escenario. Escondido en su setlist -y para deleite del abajo firmante- se atrevieron con una versión de una canción del gigante Yann Tiersen, “Ashes”, una elección ideal. Aplausos, manos al aire formando uves al estilo trekkie, gente con el vinilo de su homónimo recién publicado LP («Camarada Nimoy» -2013-) bajo el brazo y, sobre todo, caras de satisfacción entre los presentes, tanto los que los conocían previamente como los que no.
Después del buen hacer de los ‘Camaradas’, Unicornibot saltaron a las tablas con la pizca de nerviosismo que provocaba la expectación levantada a su alrededor y el sold-out ante el que debían rendir cuentas con su nuevo disco. En la sala se hizo la luz otra vez, literalmente, para recibir su llegada: nos quedamos un poco extrañados ante la estampa de verlos hiper-iluminados por focos más pensados para una exposición que un directo, dándole un tono de crudeza al decorado y, al mismo tiempo, aumentando su cercanía habitual con el público y en la que tan bien se desenvuelven. Compostela era la etapa de salida de su recién estrenado “Mambotron” (Matapadre, 2013) y de una gira que los llevará esta vez algo más lejos de nuestras fronteras (como a Holanda, por ejemplo).
Me gustaría recordar al lector que era una noche de viernes 13 en Santiago de Compostela, con lo que, inevitablemente, el meigallo estaba servido. Toda la limpieza con la que Camarada Nimoy habían despachado su bolo se revirtió y se les vino encima a los chicos del papel de aluminio que, desde casi el primer minuto, tuvieron problemas con el sonido. Sus dos guitarristas, en un arrebato bricomaníaco de do it yourself, habían soldado ellos mismos los cables de su equipo y probado con éxito en los ensayos. Pero la Ley de Murphy se cumplió y comenzaron a fallar precisamente en este primer directo en el que lo estrenaban. Transcurridos poco más de diez minutos de actuación, ya no tenía dificultades sólo un guitarrista, sino dos, descontando que ya se habían detenido a causa de una regleta que encontró su triste final empapada por una botella de cerveza. Gracias a Dios, ambos son mejores músicos que soldadores, y la banda sacó el concierto adelante con mucho humor y naturalidad, amenizando las pausas técnicas como sólo ellos saben hacer: convirtiendo el show en una fiesta de amigos, felicitando el cumpleaños a alguno de los presentes, dedicando un momento para saludar y hablar de las bondades y gentes del Liceo Mutante e incluso improvisando una encuesta donde se nos preguntaba qué preferiríamos, si “bocadillo de pelo o bocadillo de arena” (para los curiosos: ganó por goleada el bocadillo de arena).
Dividido en bloques de tres temas, su concierto basculó entre cortes de su nuevo disco y otros anteriores. Tal mezcla cuajó durante todo el repertorio; por lo que pudimos escuchar, “Mambotron” lleva más tiempo palpitando en directo que en su todavía corta vida como vinilo. En ningún momento se les escapó de las manos el encaje de las piezas más recientes que presentaban (“Almax Puro Style” o “David Contra Salsón”, interpretadas a golpe de guitarrazo) con sus predecesoras, las cuales, a juzgar por la reacción del público, ya se han convertido en auténticos clásicos, como “Abril-Cerral”, “La Segunda es la Primera” o “Julio Iglesias Portero”. Quien se acercó a catar “Mambotron” en directo no encontró una revolución en el estilo de Uniconibot, pero sí pequeños cambios en sus modos y formas. Utilizando el símil futbolístico, diríamos que la banda ha cambiado de entrenador pero sigue jugando a lo mismo, aunque adquiriendo un matiz más progresivo y un sonido más compacto y menos histriónico y alocado. Dio la sensación de que se apreciaban pocos espacios entre instrumentos, un aumento del grosor y del endurecimiento de los riffs y un bajo mucho más agresivo (o más cabrón, si prefieren…).
Por primera vez, se pudo vivir en su repertorio alguna fase de respiro (relativo), reduciendo el tempo, como sucedió con “Paracertelamol” o “Liceo Mutante”. Pero, como siempre, su concierto acabó al son de “SuperMarioCesar”, justo cuando se abrió la Caja de Pandora: público sobre el escenario invitado por los propios artistas, camisa lanzada al batería, crowdsurfing, botellas de licor café compartidas desde las tablas y guitarra cedida a las primeras filas por si alguien se animaba a hacer un poco de ruido en el cierre. Los Unicornios siguen en forma y suman su trabajo “Mambotron” a su brillante carrera de matemáticas, que comenzó en torno al año 2010 con el ya ¿lejano? “Hare Krishna” (autoeditado, 2010), sin bajar un ápice la intensidad, las ganas y la ilusión. Su tour ya está en marcha y una de sus esperadas paradas estatales será en el próximo BAM barcelonés… Así que, señoras y señores: vayan preparando el papel Albal.
[TEXTO: David Ramírez] [FOTOS: David Tombilla]