Pese a su juventud, Ainhoa Rebolledo ya cuenta con tres libros en su haber y consiguió hacerse con el corazón de muchos gracias al primero, «Mary Klinski«, una bonita historia de amor entre una bicicleta y su dueña. Dice de ella misma que «no es la Lena Dunham española, sino la Corin Tellado moderna«. Será por eso que, más que hablar de cosas modernísimas y súper a la última, prefiere adaptar las cosas cotidianas de toda la vida a los tiempos que vivimos, en forma y en fondo. Y eso incluye introducir en sus historias todos los elementos de la comunicación que nos rodean en nuestras vidas actuales, redes sociales incluidas. Rebolledo conoce bien cómo se mueve la fauna de las dos grandes capitales españolas y, después de «¡Maldita sea! (antropología de la noche madrileña)«, ahora se atreve con el faranduleo literario barcelonés y sitúa la acción de su tercera obra, «Tricot«, en pleno corazón del barrio de Gràcia.
«Tricot» lo edita Principal de Libros y lo protagonizan tres Malenis de manual: Crisis Carballo, Leopoldina Roble y Elena Rebollo, tres veinteañeras cultas e inquietas que tricotan bufandas mientras comparten experiencias sobre la vida y quejas sobre el género masculino y otras cosas del querer. Para ello crean un club «de tertulia literaria y calceta creativa«, les gusta darse a conocer como «las tejedoras del metal» pero oficialmente se llaman «La Liga de las Mujeres Extraordinarias«. Todo este galimatías tricotil le sirve a Rebolledo para plasmar en papel las idas y venidas de las jóvenes de su propia generación y, de paso, meter MAYÚSCULAS aleatoriamente, que es algo que le gusta mucho. Todo con su particular estilo desenfadado y muy contagiado por la inmediatez de la comunicación vía Twitter (los títulos de cada capítulo son tuits de Dídac Alcaraz, que también firma el epílogo). El prólogo, además, sale de la pluma ni más ni menos que de Nacho Vigalondo… Seguro que despierta entre sus fans y nuevos lectores grandes toneladas de HAMOR. Con mayúsculas y con h, sí.