Hay bandas que las ves desde el principio que van derechas hacia el precipicio. Rollo lemming. Son esas bandas que se empeñan en el lema «live fast… die young» y que toman decisiones que a corto plazo pueden ser efectivas pero que a largo plazo están abocadas al fracaso e incluso al olvido. Pero también hay otras bandas a las que no puedes evitar observar fascinado como quien mira el elegante vuelo de un pájaro en el cielo: a veces sus giros son impredecibles, a veces se toman su tiempo para llegar de un lado a otro, pero siempre (¡siempre!) tienen muy claro hacia dónde se dirigen y cuál es la forma más estilizada de llegar hasta ese lugar. En este segundo grupo deberíamos considerar a Buffetlibre.
Y es que Marc Constantí y Miguel Sánchez están dibujando el curso de su carrera como la estela de un avión en el cielo: con precisión y coherencia. Empezaron dejándonos a todos atontados como Buffetlibre djs: su proyecto común no sólo se limitó a poner del revés cualquier club en el que pincharan (siguen siendo a día de hoy una apuesta infalible en cualquier escena clubera), sino que desde el principio demostraron que el suyo era un proyecto mucho más extensivo que podía incluir desde concursos para nuevos talentos (como Le Petit Chef) hasta portales de remezclas y versiones como aquellos Peace y Rewind en los que involucraron a muchos otros nombres (Simian Mobile Disco, Dragonette, Bright Eyes, Editors, Kaiser Chiefs, Ybelle, Midnight Juggernauts…) pasando, claro, por esas sesiones de descarga gratuita que, bajo el nombre de «Verbena«, consiguieron millones de downloads. Con semejante bagaje como djs y productores, ¿no resulta coherente que tarde o temprano se decidieran a lanzar su propio debut en largo?
Ha tardado, la verdad. Desde que lanzaron su primer tema hace ya un par de años y nos pusieron la miel en los labios con la mención de su álbum de debut, estábamos esperándolo con fruición. La espera llegaba a su fin este verano con «Songs for Elaine» (Subterfuge, 2013) y su colección de electropop optimista y celebrativo. Un discazo que ha marcado el verano a fuego y que ahora le pondrá al estío el broche que se merece con una actuación en el DCode Fest 2013 que se promete para el recuerdo. Vamos calentando motores con esta conversación en torno a «Songs for Elaine«… y muchas cosas más.
¿Cuándo fue la primera vez que se os pasó por la cabeza dedicaros a componer vuestra música además de hacer de djs? ¿Y cuándo os disteis cuenta de que lo habíais conseguido? Mucho antes de dedicarnos a empezar a hacer de djs, los dos habíamos compuesto música con nuestros grupos. Y desde que empezamos a pinchar teníamos claro que queríamos publicar nuestra música. Pero estuvimos unos cuatro años experimentando con sintes y secuenciadores hasta decidirnos a publicar algo bajo la marca Buffetlibre. Quizás cuando nos convencimos de sacarlo fue cuando acabamos «Bali Honeymoon«, ya que fue el primer tema que creíamos que definía nuestro sonido.
¿Son muy diferentes los códigos y herramientas que manejáis en un campo y el otro, las que manejáis cuando pincháis y las que usáis cuando componéis? Son herramientas, distintas sí, pero eso no importa: lo importante es el mensaje que quieres transmitir. En las composiciones, sólo pretendemos hacer música que nos gusta y que es fruto de nuestras influencias. A la hora de pinchar, el público juega un papel mucho más importante.
¿Qué son las tres cosas que hacéis como djs pero que nunca haríais como productores? Tener en cuenta al público, tener una actitud festiva y trasnochar.
¿Y a la inversa? No tener en cuenta al público, trabajar de día y hacerlo en pijama.
Ya hace mucho tiempo que empezasteis a hablar de “Songs for Elaine”… ¿Por qué tanto tiempo hasta el lanzamiento final del disco? El disco ha costado mucho realizarlo porque somos bastante perfeccionistas y queríamos estar muy seguros de cada una de las pistas. Además, ha habido muchos colaboradores, y sincronizar las agendas es complicado.