En el año 2010, el colectivo Odd Future saltó a la fama, sorprendiendo al mundo entero con un estilo salvaje, oscuro, retorcido y único, demostrando que el hip-hop no solo era bling bling. Tyler, The Creator se presentó como líder de esta manada de jóvenes raperos establecidos en L.A. Sin embargo, junto a él había otra figura que destacaba por encima del resto: un adolescente de nombre Thebe, más conocido como Earl Sweatshirt que dejó con la boca abierta a todo aquel que se atrevía a prestar atención a sus rimas agresivas, perturbadoras y obscenas. Después publicar «Earl» (Odd Future Records, 2010), su primera mixtape, y tras un año de reclusión en un centro de menores con problemas en Samoa, Earl ha vuelto a aparecer y no lo ha hecho solo, sino que lo hace con un discarral debajo de la manga titulado «Doris» (Columbia, 2013) con colaboradores como Tyler, The Creator, Frank Ocean, RZA, Domo Genesis, Mac Miller o Vince Staples.
A través de los quince temas que componen el álbum se puede apreciar perfectamente la evolución de Earl durante este período apartado de la música, pasando de unas rimas malrolleras (tirando a gore) para centrarse en sus problemas personales y otras reflexiones sobre su existencia, encarnando la imagen del alma descarriada que vuelve a encontrar el camino correcto. Esto se puede apreciar en «Sunday« donde Earl Sweatshirt y Frank Ocean hablan mezclan el abuso de drogas junto a sus miedos más profundos y sus esperanzas más sentidas relacionadas con las relaciones amorosas. Pero el ejemplo más evidente de la nueva conciencia de Earl la encontramos en «Chum», uno de los temas más potentes donde Sweatshirt medita sobre la ausencia de su padre y las consecuencias que esto a tenido en su vida. Aquí, Earl afila su pluma y se desnuda con rimas duras a la par que sinceras: «It’s probably been twelve years since my father left, left me fatherless / And I just used to say I hate him in dishonest jest / When honestly I miss this nigga, like when I was six / And every time I got the chance to say it I would swallow it».
«Burgundy» es otro ejemplo de que Earl ha vuelto cambiado y que en este áblum ha dejado de lado la violencia que le caracterizaba. Aquí, el tema central gira en torno a la precaria salud de su abuela, su seguro médico y la dificultad de acabar «Doris» con todos estos problemas a su alrededor. En «Molasses», Sweatshirt vuelve a recaer durante unos minutos en sus antiguos vicios: ferocidad, sexo y crueldad con rimas potentes como «I’mma bubble in the belly of the monster / With a duffle full of troubles, trunk rattle in the Mazda» o «I’ll fuck the freckles off your face, bitch / We could do this shit all night». «Whoa» sigue en la línea de recuperar el sonido que caracterizó el mixtape «Earl» allá por 2010: beats pesados, sucios y enfermizos, un «whoooooa» que se repite constantemente de fondo de manera perturbadora y fantasmagórica y la presencia de su «heramano mayor» Tyler. El tema en cuestión son tres gloriosos minutos dedicados a que la luz oscura que ilumina a Earl brille en todo su esplendor y se luzca.
«Doris» tal vez no destaque por la amalgama de sentimientos o la diversidad de temas tratados, pero desde luego sí que lo hace tanto por la constante calidad de las letras de los temas como por la cuidada producción con beats que oscilan entre lo sucio y la bajona total, que roza un estado letárgico cargado de melancolía que se convierte en el terreno perfecto sobre el que esconder significados profundos y densos, haciendo de este un álbum complejo e interesantísimo que se postula como una de las publicaciones más destacadas del año dentro del marco del hip-hop.