Ralf König es uno de esos autores que no necesitan presentación alguna… ¿Quién no se ha desternillado con la lectura de «El Condón Asesino«? ¿Quién no se ha descubierto bochornosamente identificado con las aventuras de «Konrad & Paul«? ¿Quién no ha disfrutado de lo lindo de alguna de sus revisiones de tragedias griegas como «Lisístrata«? Vamos, que al final König ha conseguido lo impensable: convertirse en un autor imprescindible para la comunidad gay pese a que la base de su humor es precisamente la ironía sobre los lugares comunes de la homosexualidad más estridente y bochornosa. Aun así, también es cierto que el autor ha intentando huir en los últimos tiempos de esa escena en la que parecía habérsele encorsetado, alternando así trabajos donde lo gay campa a sus anchas con otros más serios (todo lo serio que puede ser un cómic de humor, claro). Su última obra, «Once Mil Vírgenes«, está a medio camino de ambas tendencias de König.
Nos fiamos de La Cúpula (editores de la obra en castellano) para desentrañar el argumento de «Once Mil Vírgenes«: «Acompañada de once mil vírgenes -virgen más, virgen menos-, Úrsula decide peregrinar a Roma en el 300 d. C. en busca de la aprobación papal a su modus vivendi: casta y pura hasta la sepultura. Pero la vuelta a casa se complica y el pelotón de doncellas se topa con los temibles hunos, que en lo que se refiere al comportamiento hacia las mujeres no son precisamente un dechado de virtudes«. Partiendo de las múltiples leyendas que circulan en torno a la figura de la fundadora de Colonia, König realiza un relato despiporrado a más no poder en el que campan a sus anchas paganos desorientados, monjes sadomaso y bárbaros bien dotados. Nosotros no necesitamos mucho más para convertir «Once Mil Vírgenes» en una de nuestras lecturas de este verano, la verdad.