¿DE DÓNDE SALEN? De Canadá… Y eso, evidentemente, activa todos nuestros radares y hace que a todo el mundo se le acumulen referencias y comparaciones en las comisuras de los labios como esas dos pelotas de ping pong blanquísimas que suelen salir en las bocas resacosas de buena mañana. Venga, vamos allá: Arcade Fire, Broken Social Scene, Stars… Y ahora vamos con la verdad y nada más que la verdad: Half Moon Run no tienen absolutamente nada que ver con las bandas mencionadas. Bueno, con las primeras un poco: sus cuatro miembros son multi-instrumentalistas y cantan todos, reforzando así esa sensación de que a las bandas canadienses les pone palote eso de compartirlo absolutamente todo y convertirse en comunas hippy-musicales del siglo 21. Eso sí: más allá de lo mencionado, para de contar. Porque la verdad es que los referentes de estos cuatro chicos de Ontario van mucho más en la onda de unos Fleet Foxes que se han pasado una semana sin dormir y escuchando a tope con la Cope el debut de Alt-J. O, si nos ponemos más serios (pero no mucho más), tampoco sería desacertado compararlos con unos Shearwater que no fueran ancianos mentales y que no tuvieran miedo de lanzarse a explorar con maquinitas digitales. Si Trust ya demostraron que en Canadá existen otros sonidos, Half Moon Run vienen a confirmarlo.
NOS TIENEN TÓ LOCOS PORQUE… Su debut, «Dark Eyes» (IDCA Sound Studio, 2013), no es sólo un serio opositor a disco ideal para mitigar la espera hasta una nueva entrega de Fleet Foxes. Es mucho más: es, por ejemplo, un perfecto manual de cómo revitalizar el folk por la vía de la electrónica sin que a nadie se le pase por la cabeza la más que temida etiqueta de la folktrónica (una etiqueta capaz de destruir carreras en pleno año 2013). El nivel del debut de Half Moon Run sorprende, sobre todo, por el hecho de que la banda pasa completamente del rollito «somos amiguísimos de la infancia y este es nuestro sueño desde que estábamos en las barrigas de nuestras madres«: ni hablar, ellos siempre han dejado claro que casi ni se conocían antes de entrar en el estudio para grabar «Dark Eyes» y que, a día de hoy, tampoco es que sean los mejores amigos del mundo. Que no exista una relación mística de amistad no significa que no haya entre estos cuatro tipos que no sobrepasan los 25 años de edad una química mucho más elevada que la de otras bandas que siguen juntas básicamente por la inercia de esa misma amistad.
PREDICCIÓN DE FUTURO. Lo primero de todo va a ser catarlos en directo: Half Moon Run ya tienen una gira española anunciada que pasará por Barcelona (el día 9 de noviembre en la Razzmatazz 3 como parte del 13 Aniversario de la Sala Razzmatazz) y Madrid (el 10 de noviembre en la Sala Copérnico). Si este concierto tiene la mitad de nivel que su primer trabajo de estudio, no será difícil augurarle a Half Moon Run un futuro más que interesante que puede llevarles al ladito de Fleet Foxes más que de la mano de esos Mumford & Sons con los que incluso ya han girado.
DOS Y DOS SUMAN CINCO. Fleet Foxes + maquinitas digitales + Alt-J + folk rock del de toda la vida = Half Moon Run
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MIRA. «Full Circle»