Ya era hora. Recuerdo que, en mi primera visita a Nueva York, mis huesos acabaron dando con una fiesta de esas en las que está «todo el mundo» (o, al menos, todo el mundo que tiene que estar en cuanto a vida social, vamos). La sorpresa fue que la fiesta en cuestión no se realizaba en el mejor club de la ciudad ni en algún espacio escondido y extra-exclusivo: la fiesta se celebraba en un hotel. Y por aquel entonces, la verdad, en Barcelona los hoteles eran sitios a los que iban los turistas, pero no la gente de la propia ciudad. Pero por eso mismo encabezo este post con lo de «ya era hora», porque parece que en los últimos tiempos las cosas han empezado a cambiar en la Ciudad Condal y los hoteles han pasado a ser el espacio ideal para que los mismos barceloneses procrastinemos y le demos caña al hedonismo en nuestros eventos favoritos. La evolución natural de esta fiebre ha sido, evidentemente, que en cuanto salieron los primeros rayos de sol lo único que queríamos saber era si los hoteles en los que hemos desparramado durante el invierno tenían o no un espacio abierto para disfrutar allá del calorcito estival.
Algunos hoteles ya tenían terraza y otros, como el Gallery Hotel (Roselló, 249), han decidido optimizarla y relanzarla para adaptarla a los tiempos que corren. Y es que, hasta hace unas semanas, la terraza del hotel Gallery era sólo para uso y disfrute de sus clientes… Por suerte, ahora el público en general no sólo puede acceder a The Top (situada en la azotea), sino que allá se va a encontrar una oferta pensada y mimada para él. El espacio, sin duda, es lo primero que invita a visitar The Top: con vistas al corazón de la ciudad, sin demasiados edificios circundantes que afeen las vistas y, sobre todo, en medio de un amplio espacio abierto que asegura la brisa refrescante cuando más aprete el calor, la terraza está construida sobre materiales y detalles que intensifican su carácter acogedor. Aquí prima la madera, el mimbre, las flores y un mobiliario que huye de lo ultramoderno pero que te hace sentir como en casa desde un primer momento. Las zonas de sol y sombra se alternan para adaptarse a las querencias de los visitantes sea la hora del día que sea y sean estas querencias las que sean (es decir: tomar el solecito o más bien tomar algo al fresco). Y, sobre todo, The Top se ve coronada por una piscina ideal para refrescar las tardes de agosto. Ya sabes: échate el bañador al bolso.
Porque, al fin y al cabo, la piscina puede ser el corazón de la experiencia The Top… Pero aquí hay mucha más tela que cortar. Para empezar, una cocina que está abierta durante la totalidad del horario de la terraza (que, por cierto, es de 12 del mediodía a 2 de la madrugada todos los días menos el domingo, que cierra a las ocho de la tarde). ¿Que, como a todo hijo de vecino, en verano se te alteran los horarios de comida y el hambre te entra a las seis de la tarde? No te preocupes, porque después de haberte dado un bañito en la piscina de The Top podrás disfrutar de todos los manjares surgidos de su cocina especializada en carnes y pescados al estilo BBQ: podrás zamparte platos de elaboración cuidada como las brochetas variadas, el entrecot argentino, la hamburguesa gourmet o el tataki de atún, pero también podrás disfrutar de una amplia carta de tapas, ensaladas, rolls, dips, etc. Si eres más de beber que de comer, tampoco tienes de qué preocuparte: la carta de bebidas es extensa y la oferta de cócteles, sobre todo, está ejecutada con la mayor de las elegancias.
¿Necesitas más motivos todavía para visitar The Top? Pues mantente alerta con los diversos eventos que están montando a lo largo del verano, aunque hay que reconocer que la velada winner viene siendo la de los miércoles, donde puedes hacer todo lo dicho anteriormente y acabar con alguna de esas sesiones en las que Ari Up prende fuego a sus vinilos a base de mezclar hit tras hit. Con espacios como The Top, que vengan las olas de calor que vengan: yo voy a estar en remojo en la piscina con un Bloody Mary en la mano. He dicho.