El cámping. Esa cosa tan de aquí y que siempre ha tenido un regustillo tan ochentero. En los 90, ir de cámping aún molaba porque era sinónimo de que ibas al FIB, pero ahora que están tan de moda los bungalows prefabricados y los festivales ya son más una congregación urbanita que otra cosa, parece que el cámping está de capa caída. Blame it on Biescas. Aún así, todavía queda gente que reivindica el cámping como la muestra definitiva del veranito: las cervecitas junto a la tienda Quechua, desfilar hacia la playa atravesando bosques de pinos, no saber lo que es una ducha decente en semanas… El cámping puede ser guay. Es, como todo, un estado de mente.
Krizia Robustella y David Méndez han puesto a trabajar la suya para dar a luz la segunda línea de la marca que comparten, Paraíso. Y si su primera colección (la de invierno) se inspiraba en los bajos fondos cosmopolitas y abrazaba el look ghettobronx con bien de referencias hip hop y deportivas -«Sweaty Champions«, se llamaba-, para la edición verano se inspiran en una larga temporada que pasaron juntos precisamente de camping.
Pero, claro, Krizia y David son muy Krizia y David, y no iban a presentar una colección al uso con estampados de Naranjito y del Mundial del 82: ellos le han dado más bien un giro muy sardónico al concepto, y lo que han presentado se llama, para empezar, «Corruption & Sausages Vacation«. Con esta colección nos proponen cómo ir vestidos y preparados para una larga temporada de cámping, pero molando sobremanera. Las sudaderas de algodón se han sustituido por fresquitas camisas y bermudas y alegres vestidos, todos ellos regados con divertidos estampados que recuerdan a las estupendas gorras de Outsiders Division (otra de las marcas que regenta David): dibujos de aire y trazo infantil que adornan con frescos colorinchis el algodón blanco de las prendas. Es una colección más naif que su predecesora, pero no por ello menos molona. Al contrario, Paraíso se adapta a la temporada de calor y, sin perder ni un pelo de ese espíritu extravagante y ufano que la caracteriza, se convierte en una línea que homenajea el espíritu de las ilustraciones ochenteras pero de una forma rematadamente moderna con un lookbook muy a a la altura fotografiado por Dizy Diaz y con maquillaje y peluquería de Laura Rilo. Ojalá existieran cámpings tan molones como el que nos plantean Krizia y David. Yo iba. Todo el verano, además.