Blackie Books siguen siendo imprevisibles… Para bien, claro. A otras editoriales es más que fácil identificarles las constantes temáticas, los rasgos de una identidad inicialmente apasionante que acaba desembocando en una tendencia demasiado marcada hacia el anquilsamiento y la falta de estímulos novedosos. No es el caso de Blackie Books: periódicamente van abriendo nuevos frentes de exploración sin que eso signifique abandonar las antiguos. Ahora mismo, y así a grosso modo, parece que últimamente le están dando mucha caña a su peculiarísimo sentido del humor (con autores sobresalientes como Shalom Auslander o Percival Everett), pero también a una intención de abordar cuestiones incómodas de la sociopolítica y la economía recientes. Valgan como ejemplos publicaciones como «Donde Mueren Los Payasos» o «Kapitoil«, entre otros, que han obligado a los lectores a plantearse muchas cosas.
A esa línea editorial viene a sumarse «Esqurlas«, donde Ismet Prcic deja al descubierto las heridas todavía abiertas del pueblo bosnio. Es esta una especie de autobiografía por el hecho de que el protagonista escribe al respecto de todas sus vivencias impelido por su propio terapeuta, quien le advierte que sufre de estrés post-traumático y que una de las mejores formas para espantar sus propios fantasmas podría ser dejar por escrito todo lo que le ha ido ocurriendo desde su difícil infancia en Bosnia. Pero que nadie piense que «Esquirlas» es un libro escrito desde el sufrimiento y con intención de traspasar esa emoción a quien lee: Ismet Prcic es de todo menos alguien que se regodee en su miseria, así que «Esquirlas» pronto adquiere la forma de una disertación post-moderna sobre la personalidad y la capacidad de cicatrización de todo ser humano. Lo dicho: Blackie Books son imprevisibles. Y que siga siendo así, por favor.