Con «Un Príncipe Para Corina» echando los restos (unos restos que no acaban de convencer a muchos que empiezan a pensar que al programa se le ve demasiado el plumero de un guión demasiado evidente), está claro que lo siguiente era a un nuevo «Granjero Busca Esposa» (¿Pero qué está pasando? ¿Por qué están alargando este dolor? ¿Por qué no nos escuchan a los miles de fans del programan y nos regalan una nueva temporada?) o un nuevo «¿Quién Quiere Casarse Con Mi Hijo?«… El gato al agua se lo ha llevado esta última, y ayer mismo pudimos ver la presentación de personajes destinada a que las candidatas y los candidatos se lancen en tropel para convertirse en potenciales seductores de estos hijos eternamente pegados a una madre. Bueno, a una madre y a un padre, porque esta temporada viene con una novedad que nos vendieron como explosiva y que al final tampoco es para tanto: por primera vez en la historia del programa, uno de los hijos vendrá acompañado de su padre y no de su madre.
Pero mejor no avanzar nada más… Tan sólo decir que la presentación de hijos de la tercera temporada de «¿Quién Quiere Casarse Con Mi Hijo?» fue algo frustrante. Será por culpa de que el nivel de las anteriores temporadas fue de órdago… O será más bien porque, tras presentar a sus cinco protagonistas (y sus respectivos progenitores), se dejaron ver a algunos de los candidatos que quedaron fuera y, simple y llanamente, eran gigantescos. Había una madre que afirmaba que «si tengo que elegir entre una negra y un transexual… me quedo con la transexual» y que era tan fan de la copla que se ponía a llorar al recordar las letras. También había un bisexual que venía a abrazar a todo el género humano aunque la madre dejaba claro que ella quería una chica para su retoño. También había una osaza con poca gracia y un musulmán lover que tela, telita, tela. Con semejante percal entre manos, se hace difícil saber por qué la dirección del programa ha escogido a algunos hijos tan sosos. Aunque también es cierto que las dos anteriores temporadas dejan espacio para pensar que aquí hay muchos ases guardados bajo la manga. Así que, por ahora, aquí queda el ranking de los cinco hijos tróspidos ordenados del menos al más interesante. A mi entender, claro.
5. LEO. Siento tirar de clichés… Pero aqui se cumple la regla: el más guapo es el más aburrido. Leo es argentino, jugador de rugby y saltless como él solo. Lleva dos años viviendo en España y busca a una mujer que le enamore y le quite la idea de volverse a su Argentina natal. Su madre, Silvia, tampoco destaca por mucho más que por tocarle las pelotas continuamente a su hijo y por exudar continuamente un delicioso aire de «me la suda el coño tener una cámara delante«. Habrá quien diga que eso es naturalidad. Yo repito que es me-la-suda-el-coñismo to the max. Fue el tandem que menos bola dio, pero algunas perlas dejaron caer.
- Lo más fuerte de estos dos es que Silvia es algo así como Topacio Fresh con 20 años más.
- Lo segundo más fuerte es que Leo deje que la cámara se meta en el vestuario de rugby y le siga mientras se queda en pelotas antes de ducharse. ¿Han pasado «¿Quién Quiere Casarse Con Mi Hijo?» a la HBO y no me he enterado? ¿Vamos a ver este churrasco en barra argentino en prime time?
- Madre e hijo se muestra unánimes al determinar cuál es la prioridad para buscarle pareja al retoño: que la mina sea «aseada«. «Nada de olores raros«, puntualiza la madre.
- Poco antes, sin embargo, Leo habla de las mujeres: «Las minas me gustan…» Topacio le interrumpe y dice por lo bajini «culo«. Y al tipo se le pone una sonrisa «de oreha a oreha» que ríete tú de las del Pascualín de Corina.
- «Que nadie se atreva a tocar a mi vieja» podría ser una declaración muy amenazante… si no fuera porque todas las aspirantes van a estar más concentradas en tocar el mencionado churrasco en barra argentino.