Siempre he sentido mucha fascinación por la gente creativa. Y, ya sea por mi trabajo, por pura chiripa o porque, de alguna manera inconsciente lo busco, tengo la suerte de estar rodeada de mucha gente que es así. Cuando se trata de personas que son capaces de tener un curro y alternarlo con un hobbie creativo que les ocupa casi el total de su tiempo libre, entonces la fascinación se vuelve admiración total. Conozco a Bea Graña desde hace mucho tiempo, la conocí en algún sarao mil años atrás (bueno, no tanto, ¡que no somos tan viejas!). Sabía que trabajaba en una de las agencias de comunicación más importantes de Barcelona, pero lo que no supe hasta hace poco es que tiene su propia línea de joyas. Se llama Poètes y es una preciosidad. Cómo saca tiempo esta buena mujer para combinar un trabajo que me consta que le ocupa horas de tiempo y materia gris y tener su propia línea de joyas desde hace bastante años es algo que se me escapa. Si a todo ello le sumas una ajetreada vida social que recorre saraos sociales y festivales de música, entonces la ecuación se vuelve bastante complicada. Pero hablando con ella ves que es de esas personas que necesitan estar activas 24 horas al día y que siente una necesidad imperiosa por compartir no sólo lo que le sale de las manos, sino lo que le sale de la cabeza.
Porque, además de crear preciosas piezas de bisutería que desearás tener en tu poder, Bea es una auténtica enciclopedia andante con la que puedes hablar de todo lo habido y por haber relativo a Internet y a la moda. Y la entrevista que le hice hace unas semanas para charlar sobre sus joyas al final se convirtió en una interesante conversación sobre lo humano, lo divino y lo fashionil. Y es que no siempre tiene una la suerte de poder charlar con alguien que tiene tanto que decir y encima poder presumir de que forme parte de tu círculo más cercano. Yo ya conozco a Bea, y os aconsejo que vosotros la conozcáis también… A ella y a su firma Poètes que, al final, es una extensión y la mejor carta de presentación de su interesante forma de ser.
Para empezar y ponernos un poco en situación, explícanos cuándo empezaste a crear tus primeras piezas. Fue allá por el año 2006: todo empezó de una manera muy casual y, poco a poco, haciendo piezas muy diferentes de lo que hago ahora. Siempre he tenido inquietud por hacer cosas manuales igual que siempre he sentido interés por la moda, así que me salió casi de forma insititiva y lo he ido haciendo hasta ahora de forma autodidacta. Desde que empecé, he pasado por varias fases: empecé haciendo cosas cosidas, más crafties, y luego evolucionó a algo más complejo y más acorde con lo que se llevaba en su momento. De alguna manera, el craft es algo muy artesanal pero que me parece que no tiene un concepto de moda detrás; sin embargo, puedes hacer cosas manuales que sí lo tengan. Y que estén más adecuadas a lo que se lleva: colores, tendencias… La marca ha evolucionado a partir de eso. Siempre, eso sí, he trabajado con materiales antiguos: al principio, por ejemplo, hacia broches con botones antiguos de los años 50 o 60.
¿Podríamos decir que un día estabas aburrida en casa, te salió ponerte a jugar con algunas piezas y que de ahí nació Poètes? Exacto. Un día me compré unas bolitas para hacerme unos pendientes para mi y pensé “voy a hacer más”. Entonces hice un broche, luego otro, y al poco de empezar ya estaba vendiendo en tiendas. Yo ya conocía gente que vendía cosas hechas a mano en tiendas y lo tuve fácil para encontrar puntos de venta. Así que me lancé enseguida.