Rodrigo de Souza Leão murió en una clínica psiquiátrica en el año 2008… Y eso es un dato que arroja una luz particularmente preclara sobre su novela «Todos Los Perros Son Azules» (que llega ahora a nuestro país de la mano de Sexto Piso). Esta publicación, sin embargo, hay que entenderla como culmen absoluto de la carrera de este autor, quien publicó un total de más de diez libros de poesía además de ser uno de los fundadores y editores de Zunái, una de las revistas de poesía más importantes en Brasil. Así las cosas, no es de extrañar que «Todos Los Perros Son Azules» sea el manuscrito definitivo sobre la que de Souza Leão vertió sus demonios más particulares.
Y es que es esta una novela autobiográfica escrita mientras el autor está recluido en una clínica psiquiátrica después de quemar la casa de su madre. La sociedad no ha visto motivo aparente para ese ataque de violencia, pero Rodrigo tiene claro que es víctima de una serie de infortunios que empezaron cuando se tragó un grillo y que se agravó cuando le implantaron un chip que le hace pensar de forma diferente a lo normal. Diferente, pero fascinante. Tan fascinante como esa nueva lengua y movimiento global que denomina Todog y con la que descifra un lenguaje universal común para todos los seres vivientes. Por si eso fuera poco, los procesos mentales de Rodrigo no sólo son observados por su perro de peluche azul, sino que cuenta con dos testigos de excepción: Rimbaud y Baudelaire. Que, por mucho que sepa fruto de su imaginación, no tienen por qué ser menos reales. Porque de eso va «Todos Los Perros Son Azules«: del poder de una mente poco usual.