En esta era del amor-odio hacia Internet, todos utilizamos esta herramienta como fuente de sabiduria (y procrastinación) a la vez que nos quejamos de que la democratización de la información ha ido pareja a la supuesta popularización de ciertos oficios: a día de hoy, todo el mundo es músico (porque el Mac ya te viene con varias apps para que «hagas» tu música), todo el mundo es fotógrafo (porque tiene un Flickr), todo el mundo es periodista (porque tiene un blog)… Y, sí, también podríamos decir que todo el mundo es ilustrador. Lo interesante es que no todo el mundo puede ser ilustrador. O, al menos, uno bueno. Sabrás que un ilustrador es uno de los grandes porque serás capaz de identificar su trabajo sin necesidad de ver su firma. Es algo que ocurre raramente, pero la sensación de ver por primera vez una obra y decir «esto es de tal artista» es algo delicioso. Y es algo que pasa, por ejemplo, con José Manuel Hortelano-Pi.
Lo mejor de todo es que, como en la imagen que corona este post recopilando varios autorretratos del artista, hay muchos José Manuel Hortelano-Pi… y todos son reconocibles. Puede que su cara más identificable sea la de esos retratos en los que consigue que imágenes plenamente naturalistas entren en una nueva dimensión onírica de colores vivos y detalles que recurren a la sinécdoque para expresar un todo (la propia personalidad del retratado) a partir de un signo, de un símbolo poderoso. Pero, como decíamos, hay otros José Manuel Hortelano-Pi, como ese que explora las imágenes en un intenso blanco y negro casi abocetado, el que consigue extraer patrones a partir de objetos dispares y, sobre todo, eso otro interesado en las texturas, ya sea el pelo, las rocas, el espino o las hojas. No es de extrañar, entonces, que este artista ya haya sido el protagonista de diversas colecciones individuales (como «Voy A Tener Suerte» en la MUTT de Barcelona, «DEN» en el Espacio Trapézio de Madrid o, actualmente, «2006/2013» en La Rambleta de Valencia) y que incluso se hiciera con el Laus de Plata en 2010 gracias a «Onán«, libro autoeditado en el que ofreció una visión fascinante de una sensualidad masculina que, por mucho que fuera cercana al concepto de «macho», supo mostrar una delicadeza subyugante.
Todo lo dicho es suficiente motivo para que desde hace tiempo deseemos que Jose Manuel Hortelano-Pi ingrese entre nuestra Fantastic People, ese club de artistas y profesionales a los que rendimos especial pleitesía en FPM. Por fin lo hemos conseguido… Y, como dicen por ahí, ya podemos morir en paz.
Nombre. José Manuel Hortelano-Pi.
Edad. 33 años.
Profesión. Ilustrador.
El rincón favorito de tu ciudad. El Museo del Prado.
El último hallazgo en tu ciudad. El bar Cazador.
Ese sitio que no quisieras que conociera más gente para que no lo abarroten. El jardín de la Calle Factor.
El último evento en el que has estado. La exposición Araki en La Fábrica.
¿Dónde haces la compra? En el Mercado de los Mostenses.
Si te invitara a cenar a mi casa… ¿Qué traerías? Tomates secos, secados por mi madre en su terraza de Murcia.
Define tu estilo en pocas palabras… Una mezcla entre la ropa que le viene pequeña a mi padre y la que le viene grande a mi pareja.
¿En qué te inspiras a la hora de escoger tu look? En nada. Voy siempre hecho un desastre.
¿Crees que tu look te define de alguna manera? ¡Espero que no!
¿Cuáles son tus tiendas y marcas favoritas? Recomiéndanos alguna tienda de tu ciudad y de algún sitio que hayas visitado… Mapgpie en Madrid y Persuade en Bilbao.
¿Cuál es tu prenda de vestir favorita? Los calzoncillos blancos de algodón.
Dime algún icono que te guste imitar en cuanto a como viste, o que simplemente te guste y por qué te gusta… Christopher Camplin. Un chico inglés que ha sido modelo para Walter y cosas así y que se ponga lo que se ponga siempre está muy masculino y sexy.