Pudiera parecer que tenemos la vista completamente puesta en la temporada veraniega de festivales. Y, de alguna forma, así es… Pero lo cortés no quita lo valiente, y lo cierto es que de vez en cuando nos asalta un pensamiento nada apocalíptico que se pregunta: ¿y después del verano, qué? Pues después del verano empieza a definirse una temporada musical igual de fructífera que el estío. Como ejemplo, no se puede pasar por alto el hecho de que Foals ya han marcado en el calendario su paso por nuestro país: será el día 27 de octubre en Barcelona (Sala Razzmatazz). Muchos esperaban encontrar a Foals encabezando el cartel de algún que otro festival después del éxito de su tercer disco, «Holy Fire» (Warner, 2013), que ha acabado de demostrar que los de Yannis Philippakis están empeñados en triunfar sin limar a las aristas de su propuesta y sin sin hacer concesiones e incurrir en los errores de otras formaciones que se han visto engullidas por lo anodino al pretender un sonido de estadio. Por el contrario, la banda se va a reservar hasta otoño para ofrecer un concierto en una sala como Razzmatazz, que es donde se podrá disfrutar de verdad y bien de cerca del sudor y la sangre que parece impregnar últimamente las canciones de Foals.