A las series británicas, no lo neguemos, siempre les damos una cierta ventaja de partida. Por méritos propios, no digo que no (son cortas, van al grano, están impecablemente realizadas a pesar de no contar con presupuestos desorbitantes y tienen casi siempre ese toque negrísimo tan propio de las islas, sean dramones de época o comedias ligeras), pero se la damos. Y aun siendo conscientes de esta bien ganada condescendencia, es difícil no entusiasmarse viendo el piloto de «Utopia«, no echar las campanas al vuelo y darle caña a la máquina del hype como si no hubiera un mañana. En primer lugar, porque es obvio que entra por los ojos: cada plano, cada imagen parece estar cuidada al milímetro. Y de verdad que en este caso no es una frase hecha: esos colores, ese uso (y consciente abuso) de extrañísimos planos simétricos… Aunque «Utopia» estuviera hablada en islandés y no tuvieras subtítulos a mano, te quedarías igualmente embobado viéndola porque visualmente es un diez. Y la trama, además, engancha: esos elementos cogidos de aquí y allá, esa forma de presentarlos, el «Where is Jessica Hyde?» como efectivísimo mantra del episodio y un desenlace brillante te dejan dos ideas claras y esenciales: «cómo mola esto» y «quiero ver más». Vamos, todo lo que cualquier inicio televisivo mataría por ser.
La cuestión es que ese excepcional piloto, que parece coger lo mejor del cine de Danny Boyle y de la mismísima «Misfits» (cuando ambos tenían algo que aportar), casi parece darte las claves de por qué el resto no va a estar a la altura, sólo que estás tan ocupado disfrutándolo que no tienes tiempo para darte cuenta. Primero, la trama conspirativa. Aquí ya somos todos mayorcitos y, después de habernos tragado miles de historias de organizaciones supersecretas que tejen conspiraciones ultracomplejas y megalómanas que afectan a toda la humanidad, hay una cosa que siempre (y digo siempre) se cumple: la explicación de esa conspiración jamás va a estar a la altura de las expectativas, las preguntas serán en todos los casos más interesantes que las respuestas. En una palabra: cuanto más sepas, menos va a molar. Y en segundo lugar, por el otro asidero que habitualmente tenemos los espectadores: los personajes. «Utopia» decide (y es, ojo, una decisión muy respetable si está equilibrada por otro lado) pasar por completo de sus personajes para centrarse en la trama, a pesar de que en un primer momento da la impresión de que el conflicto interior de Becky puede dar juego, Arby puede llegar a la categoría de icono televisivo y Wilson Wilson sería capaz de darnos momentos de gloria. Ocurre, por tanto, que los personajes dejan todo el protagonismo a la trama, pero esta a su vez es un gigantesco macguffin, con lo cual unos por otros, la casa sin barrer y tú te quedas sin tener hacia dónde mirar. O sí: a lo bonito que es todo. Pero no es suficiente.
Así, «Utopia» se va desinflando considerablemente, sin conseguir mantenerse en las altísimas cotas que logra en su primer episodio pero (también es verdad) sin caer nunca en el desinterés. Y no sólo por su deslumbrante aspecto formal. Hay que reconocerle, por ejemplo, un negrísimo y (con perdón) ciniquísimo sentido del humor que le va como un guante a la historia, así como la habilidad para sacar unas interpretaciones creíbles y casi perfectas de un par de críos de apenas diez años de edad (a veces parece que el cine español es el único que se ha quedado estancado en el modelo de niño repelente). Es también una serie que no tiene miedo de llevar su propuesta hasta el final, aunque ello suponga incluir algo tan poco vendible como muertes infantiles y le lleve a prescindir de personajes que parecía que podían tener mucho más recorrido. Apunta, además, interesantes reflexiones sobre temas como la violencia (que, cierto, luego no llega a rematar) y maneja con soltura diversos referentes que, sin embargo, no le impiden tener una personalidad propia (es, efectivamente, la serie más comiquera que hemos visto en mucho tiempo).
Así que, aun aceptando que no mantiene el nivel inicial, elementos a favor no le faltan a «Utopia«, una de las propuestas más interesantes de la temporada, que con sus seis episodios es una opción ideal para maratón de un finde aburrido. Otra cosa, por supuesto, es esa innecesaria segunda temporada que ya se ha anunciado… Pero esa será otra historia.