¿DE DÓNDE SALEN? Del escroto de Steven Spielberg. Bueno, más o menos. Me explico: Wardell es uno de esos grupos que empezaron jugando la carta del anonimato pero que pronto vieron cómo se les descuajaringaba la treta al destaparse el dato bastante jugoso de que el chico y la chica que estaba intentando esconderse del ojo público eran ni más ni menos que Sasha y Theo Spielberg. Pero, claro, aquí llegará el listo del turno y, ante la foto de ambos, espetará: ¿¡pero cómo van a ser los hijos de Spielberg!? ¡Si el chico es negro! Pues sí. Ahora toca la lección de historia en la familia Spielberg: Sasha es hija de Spielberg y Kate Capshaw. La cuestión es que, antes de casarse con Steven, Kate adoptó a Theo, así que con el transcurrir de los años el mismo Spielberg también lo adoptó y formaron así una bonita familia que bien podría protagonizar un remake de «The Brady Bunch» patrocinado por Benetton. Más años después, además, resulta que Sasha y Theo no sólo demostraron amplias aptitudes para la música, sino que incluso se aventuraron a montar un grupo con un nombre tan majo como Brother/Sister, que al final acabarían cambiando por el más misterioso Wardell. Sea como sea, tengo un colega que siempre dice que el éxito inicial de una nueva banda se basa en un 80% en tener una buena historia que contar a los medios… Lo de Sasha y Theo es puro winner.
NOS TIENEN TÓ LOCOS PORQUE… Sólo tienen una canción, pero es una de esas canciones que te obligan a poner las orejas y todos los sentidos. Se trata de «Opossum«, que es el nombre de un marsupial que nada tiene que ver con una letra que, al fin y al cabo, trata de lo que debe tratar la música de dos chavales de 22 años: de amores y desamores y de lo difícil que es ser un universitario con mogollón de pasta en el banco (bueno, esto no lo dicen, pero da tanta rabia que es un dato que tenía que salir tarde o temprano en este texto). El rollito, por cierto, es algo así como una mezcla de la frescura oceánica de Tennis y los inicios de Florence Welch cuando no había sido invadida por el espíritu de la Castafiore y todavía podía hacer temas de pop-rock ramplón, sin megalomanías.
PREDICCIÓN DE FUTURO. Con una canción en cartera, debería ser difícil predecir el futuro de Wardell. Pero, señores, no seamos inocentes: con un padre como Spielberg, a Sasha y Theo se la suda si venden o no: ellos harán lo que les salga de la pipitilla y seguro que encuentran la forma de captar la atención de los medios. Si les fallan sus propias habilidades, además, siempre pueden tirar de nepotismo y obligar a su padre a que meta las canciones de Wardell en todas sus películas. Lo que, hablando en plata, haría que los films de Spielberg fueran un 87,19 % mejores.
DOS Y DOS SUMAN CINCO. Tennis + Universidades caras yankis + Florence Welch + humildad (o algo así) = Wardell
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ESCUCHA. «Opossum»
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