A Harun Farocki le tocó lidiar con las generosas sombras que proyectó su generación cinematográfica anterior: innegable es la labor de renovación que figuras como Wim Wenders, R.W. Fassbinder o Werner Herzog consiguieron con la actividad de su Nuevo Cine Alemán… Pero cierto es también que la renovación no implica ruptura, sino perpetuación de unos modelos que son mutados, tuneados o maquillados dependiendo del nivel de la remodelación, pero nunca cambiados. Farocki, sin embargo, se situó en la cresta de una ola que pretendía viajar lejos de los modelos establecidos y buscar nuevas vías reales para el cine.
Para ello, este multidisciplinar artista no ha recurrido exclusivamente a la pantalla fílmica, sino que ha colonizado otras herramientas colindantes como unos ensayos escritos o unas videonstalaciones desde las que cuestionar el discurso cinematográfico tradicional y predominante y, sobre todo, desde las que inspeccionar cómo la violencia se filtra en las imagenes captadas por dispositivos presuntamente neutrales e inocentes, tal y como podrían ser las cámaras de vigilancia, los telenoticias, los videos musicales, los spots publicitarios e incluso herramientas más extremas como las cámaras de los misiles teledirigidos. Un tema suficientemente interesante como para celebrar que la editorial Caja Negra publique en nuestro país «Desconfiar de la Imágenes«, un compendio de ensayos publicados por el autor en revistas, diarios, libros y catálogos de exhibiciones artísticas. Mucho más que una introducción a Farocki: esto es un crucero en primera clase a través del mar de su propuesta teórica.