La andadura de Diana Saldaña en esto de la moda empezó con una marca de joyería, La Cometa Lab., en la que invirtió todos los conocimientos y experiencias vitales que le había otorgado el haber trabajado como comisaria de fotografía e historiadora de arte y el haber vivido de aquí para allá durante un montón de años (pasó temporadas en Paris, Roma, Londres, Los Ángeles…). Fue a su vuelta a su Madrid natal cuando decidió dar un paso más allá en su peculiar experimentación del color y las texturas, creando así una firma de ropa con una premisa sencilla pero muy ambiciosa: estaría formada por prendas que a ella misma le gustaría vestir. A esta firma la bautizó como Royal Caballito, en honor a los caballitos de los carruseles y las ferias. Y de su nombre recoge un aire naïve y afrancesado que hará las delicias de las fanáticas de la moda hiper femenina.
Royal Caballito nació en 2012… Es decir, prácticamente hace dos días. Así que estamos ante una firma recién alumbrada y tenemos la posibilidad (y así nos gustaría) de verla crecer. Porque más allá de la intención de su diseñadora de crear la ropa que ella vestiría, es cierto que Royal Caballito es una marca muy ponible y optimista. Se puede comprobar en su colección de Primavera / Verano de esta temporada 2013, en la que juega con los volúmenes y los colorinchis y para la que ha contado como modelo, además, con nuestra querida Ana Naranjo aka Linda Mirada. No se nos ocurre un rostro y un porte mejor para esta colección de piezas bonitas y coloridas que el de nuestra artista madrileña favorita.
Pero, por si la estética fuera poco (y toda la colección de esta firma es, sencillamente, deliciosa), no está de más saber que Diana también es una diseñadora concienciada no sólo con el medio ambiente, sino también con sus propios compradores: todas sus prendas están realizadas en talleres locales, con medios artesanales, con tejidos orgánicos y las piezas se realizan bajo pedido, para minimizar al máximo el impacto medioambiental y también para asegurar a quien la compra que va a tener en sus manos una pieza única… pero de verdad. Hay que ser fans, ¿no?