Después de analizar la vida de los amantes de los videojuegos y de diseccionar las estructuras familiares, ahora es el turno de uno de los tópicos más explotados por el hombre desde el principio de los tiempos: «El Amor«. Sí, Bastien Vivès vuelve a hacer de las suyas en una obra que sigue la estela de sus dos trabajos anteriores, «Videojuegos» y «La Familia«, y como viene siendo habitual, lo hace de la mano de Diábolo Ediciones. El frances repite la fórmula que tan buenos resultados le ha dado: tira corta y dibujo esbozado. Volvemos pues a ver al Bastien interesado en expresar más a través de las palabras que del dibujo. Sin embargo, aquí se repite lo que suele ocurrir con este hombre: con un dibujo en blanco y negro y de un sencillo cuasi esbozado, consigue transmitir tanto como lo haría el dibujo más detallado del mundo.
Cada vez estoy más convencido que, a cada día que pasa, la cabeza de este hombre se retuerce y se enferma más y más. Si creíais que el francés iba a ser benevolente a lo hora de tratar el amor, no podíais ir más desencaminados. Lejos han quedado aquellos tiempos donde el bueno de Bastien se preocupaba por las relaciones amorosas y el sufrimiento de sus personajes. Ya no tenemos historias chuchis, ahora lo que tenemos son auténticas burradas. No me interpretéis mal, Vivès me encanta haga lo que haga y tengo que admitir que me lo paso mejor leyendo «El Amor» que «En mis Ojos» o «Ellas«, por poner dos ejemplos. Siempre he dicho que, al leer obras como «Polina«, «El Gusto del Cloro» o «La Carnicería«, se podía extraer una idea clara: Vivès necesita follar más y preocuparse menos sobre las relaciones. Bien, ahora pienso que no sólo ha follado todo lo que debía, sino que se ha convertido en un auténtico experto en la materia. Un Christian Grey en toda regla.
«El Amor» podría ser perfectamente la obra más pasada de vueltas del francés, con el permiso de «Los Melones de la Ira«. Aquí no se salva nada ni nadie y el amor pierde cualquier tipo de connotación sentimental para centrarse completamente en el sexo, las discusiones de pareja o idas de olla como litigios telefónicos con Joaquín Sabina. Vivès tiene incluso tiempo para escribir sobre sí mismo o, por lo menos, sobre dibujantes de cómics que se creen mejores que el resto del mundo y que mandan a la mierda a sus novias y, por ende, a sus relaciones. Cuernos, fantasías sexuales, Góngora escribiendo poemas sobre mamadas, etc. Vamos, poesía y virtuosismo en estado puro. Pero no solo tenemos esto, en «El Amor«: Vivès nos revela el secreto mejor guardado por las mujeres y nos brinda el descubrimiento más importante de todos los tiempos. Es decir, ¡de qué hablan las mujeres entre ellas! La respuesta es sencilla: sexo, sexo y más sexo. Para que luego digan que los hombres somos monotemáticos y unos salidos. Todo mentira, y gracias al francés por fin la verdad ha salido a la luz
Está claro que no estamos hablando de una obra de la trascendencia o la magnitud de esa genialidad que es «Polina«, pero «El Amor» nos enseña la faceta más loca, burra y divertida de Bastien Vivès. Tiras breves y rápidas que te golpean sin cesar, una y otra vez y de principio a fin. Definitivamente, a Bastien Vivès se le ha ido la pinza y por eso le queremos más. Si este mes pintaba duro, ahora al alquiler del piso, la comida, el transporte, etc tienes que sumarle «El Amor» de Bastien Vivès. Aunque, bueno, si es cierto lo que dicen de que «sin amor no se puede vivir», que tengáis este tomo en vuestras estanterías se convierte en cuestión de vida o muerte. No sé vosotros, pero yo quiero vivir.