El videoarte, la fotografía y la escultura confluyen en la obra de Maria Glück, que para su faceta téxtil optó por el nombre de HOWL. Al EGO venía presentando su colección «Into the Woods«, que prometía ser un viaje por sendas oscuras a la vez que calmadas. Todo un reto, teniendo en cuenta que su colección desfilaba justo después de la locura que supusieron los guerreros húngaros de Heridadegato. Y, aún así, Maria salió como una auténtica triunfadora.
Digamos que el EGO de esta temporada ha adolecido de demasiada «rectitud»: a diferencia de otros años, las propuestas fueron más comedidas y experimentales, con un afán más de profesionalización que de sorprender al personal. Por eso llamaron tanto la atención el tándem Rosenfeldt+Jacobo y la propuesta de HOWL, que dejó claro que, además de presentar una marca con identidad, también quería demostrar que tenía su propio sentido del espectáculo. Y, teniendo en cuanta lo apagado de su propuesta cromática (recordemos que esto era un paseo por el bosque y, en consecuencia, los colores reinantes fueron el verde musgo, el marrón corteza, el burgundy y el ocre), resulta de lo más meritorio que llamara la atención como lo hizo. Pero así fue. Los modelos desfilaban con curiosos adornos que emulaban ramitas y cañas de árboles, los modelos mismos parecían árboles o plantas andantes, pero en este caso deliciosamente vestidos con tejidos elaboradísimos (bien trenzados, bien acolchados), terciopelos y lanas. Las formas eran rectas y simples, sin estridencias ni nada que llamara la atención más que el resto. Y, sin embargo, la sensación de equilibrio y de calma tranquila fue total. Como un auténtico paseo por el bosque. Misión cumplida.
[Fotos extraídas de Yo Dona]