[Jose A. Martínez] Comienza a sonar “m b v” y, al cabo de un minuto, ya surge la sensación de déjà vu: esto lo he escuchado en “Loveless” (Creation, 1991). Misma producción, mismas técnicas de grabación, mismo arsenal de efectos, mismo tratamiento de las voces… Todo igual. ¿Para eso veintidós años de espera? Pues sí, porque, aunque lo parezcan, las canciones que conforman “m b v” van más allá de ser simples descartes del disco más mítico de My Bloody Valentine y, si me apuran, de la historia del rock (alternativo). Se muestran como un reflejo fidedigno, por un lado, de una época única (seguramente Kevin Shields las grabó hace dos décadas y, pasado el tiempo, ni siquiera su obsesiva cabeza le obligó a retocarlas demasiado…) que se traslada intacta a nuestro presente; y, por otro, de un modo de retorcer las estructuras típicas del pop y del rock que sólo se le podía haber ocurrido a un ¿visionario? para que pasase inmaculado a la posteridad. Por eso “m b v”, a pesar de su pátina extemporánea, brilla aquí y ahora, incluso haciendo olvidar las modas musicales que se han ido imponiendo hasta que, por fin, ha visto la luz. Quizá Shields no tenga en mente dar continuidad a esta obra, así que habrá que prepararse para entrar en un nuevo bucle místico, dejar que transcurran otros 22 años para volver la vista hacia “m b v” y ser conscientes de su verdadero valor. El relicario ya está listo para acogerlo. [Nota = 9.5]
[Pedro Vázquez] A ver, señores, intentemos poner algo de orden en medio del griterío y aclaremos algo por si hace falta: ningún disco puede estar a la altura de 22 años de expectativas (ninguno) y por ningún disco vale ni ha valido la pena jamás esperar 22 años (por ninguno). Así que mis condolencias para quienes esperaban que lo nuevo de Kevin Shields transformase la música tal y como la conocemos, trajera la paz en el mundo y pusiese a España a la vanguardia global de inversión en I+D: no va a ser así. Por el contrario, lo que me dejan las primeras escuchas (sí, le daré más oportunidades sólo por ser ellos, al estilo “The King of Limbs” (TBD, 2011): yo creo en los privilegios para quien los merece) es simplemente un disco apreciable en general, con unas canciones que destacan por encima de otras, sin hit alguno a la vista, que aporta poco o nada y que tiene la mayor parte de sus problemas concentrados en su segunda mitad. Algo así como la versión actual y extendida de uno de sus EPs, sólo que en vez de un “Don’t Ask Why” te encuentras un “She Found Now”. O sea, bien. A partir de aquí, ustedes me perdonarán, pero quienes pensaban que este trabajo iba a ser la revolución total se me parecen un poco a los que, tras ver el penúltimo episodio de «Lost«, todavía confiaban en que el final lo explicaría todo. [Nota = 7]
[Rodrigo Núñez] My Bloody Valentine nunca crearon una canción excelente. Esta es la opinión de una denostada minoría que, como yo, piensa que los padres del shoegaze fueron la banda de pop más sobrevalorada desde The Velvet Underground. “Loveless” sigue considerándose una obra maestra, una de las cumbres de la música. Es innegable que su sonido resultaba novedoso por aquel entonces, pero detrás de esa producción innovadora (que tampoco lo era tanto), el manto de ruido y distorsión parecían ocultar una falta de gran talento para componer. 22 largos años y algunas leyendas urbanas después, los de Kevin Shields anuncian nuevo disco. La web arde. Los rumores vuelan. La expectación, al borde de la epilepsia colectiva. Los believers parecen hoy un poco más moderados. Y aquí estamos, comentando lo nuevo de My Bloody Valentine… ¿Lo nuevo? No nos engañemos: apostaría a que la mayoría de este trabajo estaba ya hecho al poco de acabar “Loveless”. Su música, tan fría y esquiva como siempre, sale del mismo congelador, usa los mismos efectos, los mismos glissandos, los mismos patrones armónicos una y otra vez, las mismas voces anémicas… Sus mejores momentos parecen meritorias caras B de su anterior disco, como en “Only Tomorrow” o “Who Sees You”. Otros, algo penosos como el corte que cierra el álbum, revelan más claramente los últimos brochazos de pintura. No hay mucho más. “m v b” es un disco para fans del grupo. Si te encantaban, te seguirán encantando. Si tu médico te los prohibió para cuidar esa úlcera de estómago… pues ya sabes. [Nota = 6]