Cosa que pasan con la crisis… Dicen desde la editorial Automática, en la que hasta ahora se habían guiado por una línea editorial rigurosamente seria, que los oscuros augurios para 2013 les han llevado a pegar un volantazo y soltarse la melena con la publicación de «Boston: Sonata para Violín sin Cuerdas«, el libro que situó en el panorama literario a Todd McEwen en 1981. Desde entonces, el autor ha sido consejero editorial de Granta y ha publicado otros tres libros que le han encumbrado como una de las plumas vitales para entender la literatura humorística más satírica e incisiva de los últimos tiempos. Definitivamente, McEwen no es un recién llegado, así que la posibilidad de leer «Boston: Sonata para Violín sin Cuerdas» en nuestro país hay que celebrarla por todo lo alto de la única forma posible: enganchándonos a la historia de William Fisher, un tipo que lleva una vida normal y corriente en Boston como administrador en el Instituto de Ciencias, acompañado de su novia y de su violín, al que ha bautizado como don Chirridos. Un día, sin embargo, durante una excursión a Walden en al que se le aparece el fantasma de Thoreau, Fisher resbala en el hielo y se golpea la cabeza… A partir de ahí, la locura. Una locura que acabará llevando al protagonista a la cabeza de una estrafalaria revolución en la que el autor consigue transformar el Trascendentalismo del mismo Thoreau y de Emerson en lo que él llama el Minimalismo Vital. Como solemos decir por aquí: culito fino.
Para que te hagas un poco a la idea de qué puedes esperar en «Boston: Sonata para Violín sin Cuerdas«, aquí te traemos en exclusiva el primer capítulo del libro de Todd McEwen que la editorial Automática está a punto de publicar en nuestro país. Un primer capítulo hilarante en el que Fisher sufre su accidente y que, además, viene prologado tronchantemente por los editores. Advertencia: engancha. Y mucho.