Ya conocemos el lado rudo de Woodkid y sabemos lo que le dan de sí cuatro trompetas y una rever. Lo comprobamos gracias a temazos como «Iron» y «Run Boy Run«, en los que Yoann Lemoine se ponía la cota de malla, agarraba una lanza y se tiraba a la campiña a cazar halcones. Pero, ¿qué tal si os decimos que Woodkid no es sólo un firme aspirante a cadete de la Guardia Nocturna? ¿Que debajo de su reluciente armadura tiene un corazoncito? O más bien un corazón que, como dicen los canis y los concursantes de «Gran Hermano» (que son lo mismo) «se le sale del peshio». Es lo que se deduce de un temazo tan bonito como este «I Love You«. A primera vista, puede provocar cierta inflamación en el páncreas, pero no os preocupéis, que hablamos de Woodkid, no de Kenny G; y el francés se puede permitir un título tan cursi como obvio porque ha vuelto a facturar una canción imponente. Solo que esta vez la épica no se percibe en los trombones, sino que se desliza bajo la epidermis con dulzura. Es perfecta: tiene esas percusiones tan marca de la casa, a Lemoine susurrando como un encantador de serpientes, y también flautas, órganos y violines de esos que se cuelan en la presión sanguínea y rompen venitas. Pero lo más importante es que tiene las mejores campanas desde el «Summer Son» de Texas. Palabrita.
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