Parece que los nombres largos y rebuscados están pensados para grupos con una especial sensibilidad, ya provenga esta de cielos despejados y luminosos (The Pains Of Being Pure At Heart), de la cruda y dura realidad (The Suicide Of Western Culture) o de esquinas perdidas en la penumbra (I Love You But I’ve Chosen Darkness). Se pueden proponer más ejemplos, pero los mentados sirven para acotar en cierto modo (salvando las obligatorias distancias estilísticas) los aspectos definitorios de Stand Up Against Heart Crime, que vendrían a representar el reverso sobrio y tecnificado de los primeros, la versión resplandeciente de los segundos y unos buenos continuadores del oscurantismo sonoro de los terceros. Unas analogías, por otra parte, que no deberían aplicarse con rigidez a la hora de fijar los puntos cardinales entre los que se mueve la banda asentada en Barcelona y formada por Josep Xortó (voz y bajo), Adex Izquierdo (guitarra), Arnau Obiols (batería y coros), Jordi Moraleda (sintetizador) y Borja V Conde (visuales), tendente a asimilar variadas influencias: el krautrock y la kosmische musik de los 70, el synth-pop y el post-punk de los 80 y la libre expresividad del rock asociado en perfecta simbiosis con el dance del los 90.
Establecidos los elementos identificativos del quinteto, conviene saber que la marca Stand Up Against Heart Crime nació en 2009 en Londres como un proyecto individual de Xortó, que posteriormente fue creciendo a velocidad de vértigo hasta convertirse en un grupo hecho y derecho que logró, en un corto espacio de tiempo, ofrecer su primera demo, entregar un tema para una potente campaña publicitaria, participar en un film, telonear a importantes bandas foráneas afines y publicar su primer single oficial. De récord. Así se colocaron las bases para que, en el último tramo del pasado 2012, previo paso por el festival barcelonés Sónar, su sugerente denominación empezase a adquirir mayor resonancia gracias a un nuevo sencillo, “I Need No Sun”, y a la proximidad de la salida de su álbum de estreno, el homónimo y auto-producido “Stand Up Against Heart Crime” (Tape Music, 2012).
Si nos dejásemos llevar por las consecuencias de la resaca generada por el balance del año recién terminado en lo que a música alternativa patria se refiere, podríamos afirmar automáticamente que Stand Up Against Heart Crime se contagiaron del virus kraut germánico que se inoculó en varias bandas de la escena nacional: a medida que avanza el primer corte, el instrumental “Birth”, se confirma la teoría debido a su esqueleto analógico, su rítmica planeadora y los efluvios cósmicos que supuran los sintetizadores. Pero, pese a que los hilos que conectan los múltiples cuadrantes que forman este LP no se salen de la senda sintético-espacial, dicha hipótesis se queda en un espejismo. Así, en el single “I Need No Sun” se reduce la velocidad de los movimientos y aumenta el protagonismo de la guitarra eléctrica para multiplicar su efecto escapista; “Am I Safe?” y “Joy” saltan al pop de raíz neworderiana apoyados en esponjosos bajos, transparentes acordes guitarreros y unas melodías adhesivas; “Mental” y la dinámica “Welcome Party Sharks” se aproximan al synth-pop-rock de pulso bailable que recuerda poderosamente al de sus vecinos Mendetz; y “Standing Outside” y “Children” transitan por el post-punk ochentero guiados por la voz cavernosa de Xortó y los teclados funcionando a pleno rendimiento.
Como se puede comprobar, Stand Up Against Heart Crime cruzan clásicas constelaciones sonoras con facilidad y, lo más importante, pericia. Un periplo que se corona con dos de los temas más llamativos del lote: “Young”, pieza pop empapada de ácido noventero, ideal para activar estímulos sensoriales desconocidos, muy en la línea de los últimos We Are Standard; y “Pulsar”, pequeña odisea (también instrumental, con lo que se cierra el círculo abierto al comienzo) entre estrellas de brillo cegador cuyo destino final es una nebulosa en la que el oyente de este disco flota ingrávido, en absoluta libertad y sin ser consciente de las limitaciones temporales humanas. Del cosmos donde se producen y se disfrutan esas sensaciones procede la intransferible sensibilidad galáctica de Stand Up Against Heart Crime; la misma que evoca su sugestivo y extenso nombre en cuanto se queda grabado en la memoria.