Dos maneras de entender la joyería nos empiezan a disparar desde los círculos más bizarros y/o desesperados del mundo de la moda. Si no hace demasiado hablábamos de Calourette como arte chic y de ensueño, ahora se apuntan al carro, para mi gusto con algo de desatino, Nathalie Queyraud con su colección “Défiles from Paris” y el diseñador Reid Peppard. Por un lado, el trabajo de la francesa Queyraud, creadora de magníficas colecciones como “Small Private Garden” o la evocadora “Felicienne de la Barrette”, aparece con un trabajo que según ella homenajea al mundo de la moda. Las figuras de Anna Wintour o Karl Lagerfeld, o modelos de Alexander McQueen o Viktor & Rolf, convertidos en colgantes lacados. A un paso de Polly Pocket, para que nos quejemos de Tous.
Por otro lado aparece el discutido trabajo de Reid Peppard. Graduada en Saint Martins, esta angelina residente en Londres nos trae unas creaciones que no sabemos si provocan un horror tremendo o el más profundo de los fanatismos hacia su persona. Es la taxidermia llevada a su máximo exponente, convirtiendo cuervos, huesos, patas de ave y demás despojos de los bichitos que en algún momento incluso fueron tiernos, para crear collares, brazaletes y broches con los que decorar tus mejores outfits. La colección incluye, incluso, el corazón de una ardilla bañado en oro de 18 quilates… ¿Cómo te quedas? Yo sigo con mi debate interno. Tendré que llamar a Katie Eary.
[Aitana V.]