La semana pasada estuvimos en la entrega anual de los premios Vicious Music Awards invitados por Burn. Nos sorprendió mucho la invitación porque la música (cuando hablamos de «música» hablamos de un todo: djs, promotores, festivales, salas…) que tratan en Vicious Magazine está muy bien y la respetamos mucho pero, reconozcámoslo, no es demasiado nuestro rollo. No pasa nada. Todo medio tiene su línea editorial y esta es la nuestra. Es preferible tenerlo claro desde un principio a hacerse la picha un lío, que luego pasa lo que pasa. Pero, oye, nos invitaba una marca que nos gusta porque pone empeño en hacer las cosas que hace (Burn), porque apoya a un medio afín (Vicious Magazine), y la cosa era ir a Madrid un día a ver la gala y pegarse la fiesta con otros medios amigos de Barcelona (viajamos junto a good2b, Tendencias tv y Scanner FM). Y nosotros a otra cosa puede que sí, pero a una buena fiesta en buena compañía nunca decimos que no. Por mucho que al final nos quedáramos sin fiesta y sin nada… Pero eso viene después.
Embarcamos en el avión a las 5 de la tarde. Y viajar en Madrid en avión solo sirve para ser consciente de lo mucho que mola el AVE. Pero tampoco nos vamos a quejar demasiado que, como decimos, íbamos invitados. Llegamos con el tiempo justo de cambiarnos de ropa y aderezarnos según el dress code impuesto (que era, literalmente, «Elegante / Moderno / Noche«). Quedamos en el hall del hotel a las ocho menos veinte y salimos a las ocho y diez, raudos hacia los Cines Callao donde tendría lugar la gala. En la intersección de Gran Vía con Preciados había un cifostio de lo más interesante. De esos pollos que solo se montan en la Gran Vía madrileña cuando hay un evento y que nos deja a nosotros, pobres barceloneses, a la altura de unos provincianos wannabes porque, seamos sinceros, saraos como los que se montan en Madrid no se pueden montar aquí. Que allí tienen su faranduleo casposo, pero por lo menos lo tienen. Cuando montas un evento en Barcelona, a quién invitas: ¿a Santi Millán?
Pues eso: gente, mucha gente, gente por todas partes. Una marea humana con cardados, pestañas postizas, harringtons de mercadillo y Jeffrey Campbells con tachuelas (¿qué pasa en Madrid con los Jeffrey Campbell? ¿los regalan?), que empujaban, pisaban y daban codazos a diestro y siniestro con tal de poder meterse en la cola. En la entrada percibimos el caos: el photocall vacío, reporteras dicharacheras entrevistando a gente que la propia gente que esperaba allí no sabía quién era («¿y eze quién é?«) creando una situación de confusión que más que ser la antesala de un magno evento parecía la escena del sermón de la montaña de «La Vida de Brian«.
Después de dar vueltas por el interior de los cines, pasar por una sala donde solo había una pantalla desde la que se proyectaba la gala en tiempo real y bebernos dos latas de Burn con sabor a Mocca por cabeza, llegamos a la sala donde tendría lugar la gala, que estaba presentada por Johann Wald (cómo no) y Soraya Arnelas. Soraya escogió para la ocasión un bonito vestido de lentejuelas naranjas de patinadora on ice que luego cambió por uno de zorrupia descartada del casting del musical de «Grease«. Durante más de dos horas se sucedió la entrega de premios. Muchos. Más de los que pudimos contar. Tantos, que parece que se tuvieron que saltarse algunos -un total de quince-. La versión oficial dice que por falta de tiempo, las malas lenguas afirman que fue más bien porque los presentadores se olvidaron. Como co-presentadora estuvo Lorena C, que hizo lo que hace siempre y se le da mejor: liarla a lo cafre. Pero esta vez lo hizo al lado de Soraya, que tiene menos capacidad para la empatía que el mármol de mi cocina; así que, por comparación, resultó a ratos simpática y divertida.
Se entregaron premios a djs, artistas, productores, festivales, salas y fiestas en Ibiza y, de entre el océano de nombres nominados, destacaron tres que fueron los que concentraron la mayoría: Paco Osuna, Uner y la familia Arnau (responsables de Florida 135, Monegros y ElRow). Sí, se llevaron un premio Zombie Kids (el polémico «Mejor Artista Electro / Dubstep«) y Maceo Plex («Mejor Productor«), e incluso dicen que premiaron a John Talabot (“Dj Revelación” y “Productor Revelación”), aunque por allí no se le vio el pelo ni vimos cómo se lo daban. Pero la sensación final era que los galardones se lo llevaban los mismos y que, encima, repetían. Sin contar los apartados vocales, solo hubo dos mujeres nominadas (Maya Jane Coles y eme dj, que sepamos); y ninguna de ellas, cero féminas, se llevó ni un premio, como si en la industria de la electrónica no hubiera ovarios rondando por ahí, que los hay. Just saying… Sí se le entregó un premio a Coca-Cola (el “Premio por el apoyo constante a los proyectos musicales”) y a Paytouch (el “Premio al Producto más innovador implementado en el sector del Ocio Nocturno”), que es un datáfono que funciona con tu huella dactilar. Es decir: para pagar sólo necesitas el dedo. O sea: la ruina.
La gala acabó entre aplausos, vítores y regalos para el público asistente pasadas las doce de la noche. Luego tendría lugar la mega party en la sala Florida Park a la que ninguno de los medios barceloneses invitados pudimos asistir porque cogíamos el vuelo a las 9 de la mañana y no era plan. El que se imagine un viaje de este tipo a lo «Fear and Loathing in Las Vegas» lleno de pastillas, rebozado en eme y bañado en alcohol está equivocado. Nosotros esas energías las reservamos para cuando tenemos tiempo para descansar y liarnos bien… Y no era el caso. Que ya tenemos una edad y, luego, ya se sabe: pasa lo que pasa.