Sorpresa número 1: Sobre el escenario, un total de seis personas (dos guitarras, un bajo, un batería, unos teclados y la voz principal) podían parecer excesivas o, al menos, innecesarias para traducir al directo un disco tan presuntamente «simple» como «Fear Fun» (SubPop, 2012). Sorpresa número 2: Por mucho que las fotos de promo de Father John Misty muestren a algo así como el epítome del macho folkie barbudo y peludo, fumador imepenitente y poser apesadumbrado, una vez sobre las tablas Joshua Tillman resulta divertidamente amanerado, como una especie de sátira (o no) del afeminamiento boy toy dentro del rollito glam-rock pero con ropas de homeless hipster. Una vez superadas las dos sorpresa… empieza la polémica. Al finalizar la actuación de Father John Misty en Music Hall (Barcelona), se podía palpar la división de opiniones: había quien se negaba a comprar esa sobreactuación (tanto de las canciones como del personaje) que les estaba vendiendo Joshua Tillman, mientras que otros no sólo la habían comprado, sino que la habían abrazado como una propuesta terriblemente divertida y ambiguamente sexi.
Sea como sea, es inevitable admitir que sí que existió sobre el escenario una palpable tensión que no es nueva en Father John Misty: Tillman suele ser muy reiterativo en sus entrevistas al respecto de su intención de ser tomado en serio, por mucho que suela dinamitar esa voluntad con unas letras con ciertos arranques humorísticos y con otro puñado de buenas declaraciones admitiendo que este proyecto nació de la voluntad de divertirse y de divertir al público. Sobre el escenario, a esta ligera esquizofrenia hay que sumarle la tensión entre sus canciones (que, más allá de la intención de fondo, en la forma siguen siendo puro folk-rock en la línea de Fleet Foxes, Midlake o Devendra Banhart) y el personaje que las está bailando y cantando como si todas fueran «20th Century Boy«: Tillman da golpes de cadera y juega con plumas dentro de sus manos incluso en las canciones más serias, rebajando continuamente la seriedad del conjunto y haciendo que el show baile a medio camino entre el acto de rigurosidad musical y la boutade cándida.
Un medio camino que, inevitablemente, podía ser percibido como una sobreactuación, como un forzar la maquinaria, pero que también podía ser entendido como algo mucho más estimulante: hay que tener en cuenta que Father John Misty es un personaje creado por Joshua Tillman… igual que Bonnie ‘Prince’ Billy es un personaje creado por Will Oldham. A día de hoy, a nadie le extraña ya la excentricidad y la mutabilidad de Oldham sobre el escenario, así que no habría que perder la esperanza de que esto sólo sea un tanteo de apertura, la gestación inicial del personaje de Father John Misty. Una gestación, sin embargo, profundamente disfrutable: con un único disco a las espaldas, el concierto no tuvo ni un momento para el aburrimiento y casi todas las canciones sonaron a hit gracias al empaque de una banda igual de juguetona que el propio cantante. Sonó todo lo que tenía que sonar (con especial mención para la matadora «Every Man Needs a Companion» y para la danse macabre final de «Hollywood Forever Cemetry Sings«, en la que Joshua emborrachaba a una calavera con el alcohol de una botella), e incluso hubo espacio para un bis compuesto de dos versiones tan dispares como el «Nevertheless (I’m In Love With You)» de Frank Sinatra y el «On The Road Again» de Canned Heat. Punto y final esquizofrénico para una propuesta dulcemente esquizofrénica.